POSGUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Bir Zeit, la universidad clandestina

La Universidad de Bir Zeit, situada cerca de Jerusalén, en Ramalah, opera desde hace tres años en condiciones de semiclandestinidad, como las otras dos restantes universidades palestinas, de Nablús y Gaza. Las autoridades israelíes las cerraron en 1988, cuando crecía la Intifada, y pese a las protestas internacionales, incluso de la Comunidad Europea, no han vuelto a ser abiertas. El único centro de enseñanza superior que opera normalmente en los territorios ocupados es una escuela técnica que los hermanos de La Salle tienen en Belén.Pero los profesores palestinos se las han arreglado para seg...

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La Universidad de Bir Zeit, situada cerca de Jerusalén, en Ramalah, opera desde hace tres años en condiciones de semiclandestinidad, como las otras dos restantes universidades palestinas, de Nablús y Gaza. Las autoridades israelíes las cerraron en 1988, cuando crecía la Intifada, y pese a las protestas internacionales, incluso de la Comunidad Europea, no han vuelto a ser abiertas. El único centro de enseñanza superior que opera normalmente en los territorios ocupados es una escuela técnica que los hermanos de La Salle tienen en Belén.Pero los profesores palestinos se las han arreglado para seguir impartiendo sus clases fuera del campus, en locales alquilados que cambian cada pocas fechas para escapar a la mirada atenta de Israel, que unas veces tolera y otras interviene, si le interesa. El sistema ha sobrevivido de milagro, gracias en parte a ayudas de países árabes moderados, como Arabia Saudí, que en el futuro parecen muy poco seguras.

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Unos 12.000 jóvenes palestinos estudian en unas condiciones más que difíciles y otros 3.500 asisten a las universidades israelíes. Sobre el conjunto de una población de unos ocho millones, un 43% de los cuales vive en Israel y los territorios ocupados y un 28% en Jordania, los porcentajes de universitarios palestinos siguen estando entre los más altos del mundo. Pero la situación se deteriora porque las universidades árabes, que antes suplían las deficienclas forzosas de la enseñanza palestina, les niegan cada vez más la entrada.

Los enseñantes de los territorios se lamentan de que ese proceso de rechazo de los palestinos se agudizará como resultado de la guerra, del mismo modo que se temen las consecuencias demográficas de la expulsión de trabajadores palestinos por países como Kuwalt.

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