"La opinión en la URSS es feudal"

"La opinión pública en la Unión Soviética está evolucionando y creciendo hacia ideas comparables a las del feudalismo", explica VIadímir Komerski, del gubernamental Centro Soviético para la Opinión Pública. Komerski hizo estas manifestaciones en Trento (Italia) durante un simposio sobre la autonomía en la URSS. "Las últimas encuestas muestran que la actitud de la gente es claramente localista y equiparable a la situación existente en la Edad Media, cuando no se veía más allá de lo que ocurría dentro las ciudades amuralladas", manifestó a este periódico.

"Esto afecta tanto a la población...

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"La opinión pública en la Unión Soviética está evolucionando y creciendo hacia ideas comparables a las del feudalismo", explica VIadímir Komerski, del gubernamental Centro Soviético para la Opinión Pública. Komerski hizo estas manifestaciones en Trento (Italia) durante un simposio sobre la autonomía en la URSS. "Las últimas encuestas muestran que la actitud de la gente es claramente localista y equiparable a la situación existente en la Edad Media, cuando no se veía más allá de lo que ocurría dentro las ciudades amuralladas", manifestó a este periódico.

"Esto afecta tanto a la población como a las autoridades locales; apenas les interesa lo que ocurre fuera de las murallas", apunta. Las encuestas muestran que los ciudadanos soviéticos confían mucho más en los poderes que tienen cerca que en el central, y "ello se explica porque buena parte de la distribución de alimentos depende de las autoridades locales", dice Komerski, quien asegura que otro elemento de peso es que al poder central se le identifica con el poder opresor, tanto en cuestiones religiosas como nacionales.Los asuntos estrictamente políticos, no obstante, preocupan poco a los soviéticos. "La principal preocupación consiste en lograr pan, mantequilla y leche", agrega el sociólogo ruso, quien añade que estas dificultades contribuyen a reforzar un comprensible sentímiento de egoísmo.

Komerski basa sus afirmaciones en dos encuestas realizadas el año pasado: una solamente en la federación rusa y otra en las repúblicas de Rusia, Ucrania, Estonia, Georgia, Taylkistán y Uzbekistán. El sociólogo ruso 1 pone como ejemplo de ese crecimiento de la mentalidad localista que el mayor apoyo a la prohibición de exportar bienes de consumo y alimentos de una república a otra se da en Estonia: por cada siete ciudadanos partidarios de la prohibición sólo hay uno contrario a la medida. En Moscú y en Leningrado, el 45% de los encuestados es favorable a la medida restrictiva, y sólo el 20% es contrario.

Esa defensa de los privilegios es extensible en lo que respecta al apoyo a los Gobiernos republicanos.

Un 27% de los ciudadaríos de Estonla está dispuesto a ayudar económicamente al Ejecutivo de su república, incluso a sus propias expensas. La proporción es de un 16% en Georgia, y desciende progresivamente cuanto mayor es el compromiso del Gobierno de la república con el central. Así, por ejemplo, en Tayikistán, sólo un 6% está dispuesto a ayudar al Ejecutivo regional, según los datos del Centro Soviético para la Opinión Pública.

El 54% de los encuestados en toda la Unión Sov1 ét 1 ca considera que hasta ahora el Estado ha solucionado sus problemas a expensas de los ciudadanos. Sólo un 9% opina que la situación de la Administración central es tan grave como para ayudarla sin reparos. A este localismo que muestran los sondeos ha contribuido en gran medida la explosión del nacionalismo y de la religión en la URSS.

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"Las ideas religiosas son muy fuertes en las repúblicas asiáticas, en las que los 70 años de poder soviético sólo han actuado como una máscara, sin cambiar nada en profundidad; ahora, con la política de la glásnost, han salido a la superficie", manifiesta Komerski, según el cual además del integrismo islámico asiático hay un gran peligro en el integrismo cristiano que crece en la Unión Soviética.

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