GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

La proxmidad de los combates terrestres aumenta las confesiones

EFE El número de confesiones de soldados norteamericanos de religión católica ha aumentado de forma considerable desde que comenzó la guerra en el golfo Pérsico, y a medida que se aproxima la hora de los combates terrestres.

El teniente capellán castrense, Timothy Koester, declaró que ha oído un buen número de confesiones desde que estalló el conflicto y que los soldados le preguntan a menudo si es normal tener miedo y él les contesta que le dan pena quienes no reconocen el miedo. El temor a la muerte ronda la cabeza de los soldados, algunos de los cuales tratan de disimularlo con decl...

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EFE El número de confesiones de soldados norteamericanos de religión católica ha aumentado de forma considerable desde que comenzó la guerra en el golfo Pérsico, y a medida que se aproxima la hora de los combates terrestres.

El teniente capellán castrense, Timothy Koester, declaró que ha oído un buen número de confesiones desde que estalló el conflicto y que los soldados le preguntan a menudo si es normal tener miedo y él les contesta que le dan pena quienes no reconocen el miedo. El temor a la muerte ronda la cabeza de los soldados, algunos de los cuales tratan de disimularlo con declaraciones valientes.

"Soy demasiado joven para morir-, declaró el soldado Kenneth Johns, de 24 años. "Si ha llegado mi hora no puedo hacer nada, pero sé que no es el momento. Tengo muchas cosas que hacer cuando regrese a casa, como casarme y tener hijos. Éstas son razones para volver", dijo.

Johris se pasa todos los días seis horas metido en una trinchera, de 3.30 a 6.30 horas y de 15.30 a 18.30 horas, preparado para disparar contra quien no sepa cuál es la contraseña de paso. "Rezo cada noche", afirmó el soldado. "Espero que Dios me escuche. Le pido que nos devuelva a todos a casa sanos y salvos y que diga a nuestras familias que pronto volveremos".

El padre Tim, como se conoce en la compañia al antiguo párroco de Buffalo, en el Estado norteamericano de Nueva York, dice que le gusta su trabajo y afirma no querer entrar en polémicas sobre si la guerra es o no justa. "Estoy aquí para servir a los soldados". Koester se desplaza a 12 puntos distintos del desierto, para celebrar misa y oír confesiones.

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