LA ESTRUCTURA PARAMILITAR DE LA ALIANZA

España no quiso bajar a los desagües de la OTAN

El Gobierno de Madrid decidió en 1986 no ingresar en el comité secreto aliado que coordina la red Gladio

La decisión de no ingresar en el Comité de Coordinación Aliado se adoptó, asegura el portavoz del Ministerio de Defensa, debido a que el Gobierno consideraba que la coordinación del servicio español de espionaje con sus homólogos de los demás países aliados ya quedaba garantizada con la participación del teniente general Emilio Alonso Manglano, director general del Centro Superior de Investigación de la Defensa (Cesid), en el Comité de Seguridad de la Alianza Atlántica, un órgano cuya existencia es oficialmente admitida, por lo que resultaba innecesario ingresar en el comité secreto.
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La decisión de no ingresar en el Comité de Coordinación Aliado se adoptó, asegura el portavoz del Ministerio de Defensa, debido a que el Gobierno consideraba que la coordinación del servicio español de espionaje con sus homólogos de los demás países aliados ya quedaba garantizada con la participación del teniente general Emilio Alonso Manglano, director general del Centro Superior de Investigación de la Defensa (Cesid), en el Comité de Seguridad de la Alianza Atlántica, un órgano cuya existencia es oficialmente admitida, por lo que resultaba innecesario ingresar en el comité secreto.

El Ministerio de Defensa no ha precisado qué tipo de información recibió España respecto a las funciones del ACF cuando se le invitó a participar en el mismo, con el argumento de que se trata de un tema clasificado, pero asegura que no llegó a conocer la existencia de Gladio debido a que no entró en dicho comité.

La versión ofrecida por el Gobierno español supone el reconocimiento público de que en e seno de la estructura de la OTAN existe un comité secreto a través del cual se coordinarían las actividades de la red clandestina. El ministro de Defensa belga, Guy Coeme, admitió el pasado día 9 la existencia de un comíté coordinador de Gladio, que celebró su última reunión a finales de octubre en Bruselas y que está presidido actualmente por el jefe de los servicios militares de información de Bélgica, pero no quiso aclarar la vinculación de dicho comité con la OTAN.

Por su parte, el secretario general de la Alianza, Manfred Wörner, reconoció durante una reunión a puerta cerrada celebrada a principios de mes con los 16 embajadores de los países de la OTAN que la red Gladio era coordinada por el mando militar supremo aliado en Europa (SHAPE), que dirige el general norteamericano John Galvin.

El ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, declaró el viernes en Pekín no había oído hablar de la existencia de Gladio ni de nada parecido hasta que el tema saltó a los medios de comunicación, informa Carlos Yárnoz.

Por su parte, el teniente general José Ramón Pardo de Santayana, representante español en el Comité Militar de la OTAN entre 1986 y 1989, ha manifestado a este diario que nunca oyó hablar de la estructura clandestina aliada mientras ocupó dicho cargo. Para Pardo de Santayana, "es perfectamente posible" que Gladio existiera sin que España tuviera conocimiento de ello, ya que en la OTAN la circulación de las informaciones está muy restringida y funciona el principio de que "para tener acceso a una información hay que demostrar la necesidad de tenerla".

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Pardo de Santayana considera que la creación de una estructura destinada a funcionar como movimiento de resistencia en caso de ocupación por parte del Pacto de Varsovia, idea que figuró en el origen de Gladio, entraría en el campo de competencias de SHAPE, a quien corresponde "preparar la defensa de Europa para antes y después de una invasión, lo que no supone que pueda utilizar medios ilícitos".

El Gobierno español tiene destacada una misión ante el cuartel general de SHAPE, cerca de Mons (Bélgica), desde enero de 1989. A su frente se encuentra el general de brigada Javier Pardo de Santayana, hermano del anterior, quien cuenta con el apoyo de dos jefes y otros tres oficiales y suboficiales del Ejército, además del personal administrativo. Entre otras especialidades, Javier Pardo de Santayana dispone de un amplio currículo en espionaje: dirigió la sección de espionaje de las fuerzas militares en el Sáhara, perteneció a la División de Inteligencia del Estado Mayor del Ejército, organizó el primer curso de espionaje conjunto celebrado en España e intervino en el diseño y organización del sistema de control de crisis de Defensa.

El mando militar aliado en Europa es, en teoría, un órgano meramente técnico, por lo que cualquier decisión a este respecto corresponde a los comités políticos de la Alianza Atlántica, en los que sí está presente España: el Consejo Atlántico, el Comité de Planes de Defensa y el Grupo de Planes Nucleares. Las primeras declaraciones efectuadas a los embajadores aliados por el secretario general Manfred Wörner, en el sentido de que desconocía la existencia de Gladio, evidenciarían, de ser ciertas, una grave falta de control político sobre la estructura paramilitar de la OTAN, en opinión de un experto español en seguridad.

España, según el portavoz del Ministerio de Defensa, no ha participado en las reuniones del comité secreto de la OTAN que coordinaba Gladio "ni antes ni después" de su entrada en la Alianza, por lo que no ha existido nunca una sucursal española de la estructura clandestina.

No obstante, a raíz de que el diputado de Izquierda Unida Antonio Romero presentara una batería de preguntas sobre el tema en el Congreso, el ministro Narcís Serra ha encargado al Cesid una investigación en torno a las posibles conexiones con la red para que "no quede ninguna zona de sombra ni incertidumbre al respecto", según el portavoz de su departamento.

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