Incierto futuro del thatcherismo sin Thatcher

Margaret Thatcher transformó el Reino Unido, pero su dimisión después de 11 años como primera ministra abre un futuro incierto para el thatcherismo. Aunque su sucesor prosiga su política derechista, que promovió las privatizaciones y redujo el papel del Estado, puede carecer de la firmeza necesaria. Lord Joseph, un intelectual de derechas a quien Thatcher se refirió a menudo como mentor de su política, escribe en The Independent: "El papel del Reino Unido en la esfera internacional es mucho más importante de lo que podíamos haber soñado en 1979". El comentarista subraya la habilidad...

Margaret Thatcher transformó el Reino Unido, pero su dimisión después de 11 años como primera ministra abre un futuro incierto para el thatcherismo. Aunque su sucesor prosiga su política derechista, que promovió las privatizaciones y redujo el papel del Estado, puede carecer de la firmeza necesaria. Lord Joseph, un intelectual de derechas a quien Thatcher se refirió a menudo como mentor de su política, escribe en The Independent: "El papel del Reino Unido en la esfera internacional es mucho más importante de lo que podíamos haber soñado en 1979". El comentarista subraya la habilidad de Thatcher en desplazar el centro de gravedad de la política británica hacia la derecha mercantilista y en conseguir un corrimiento de la política sindical hacia el centro.

Thatcher acabó con una huelga de un año protagonizada por los mineros del carbón, los mismos que en 1974 provocaron la caída del Gobierno conservador.

Durante los años de Thatcher las clases medías se han enriquecido. La ex primera ministra redujo los impuestos vendió empresas estatales a inversores privados, y muchas familias consiguieron comprar la vivienda que ocupaban desde hacía mucho tiempo. El nivel de vida es más alto que nunca, y la propiedad de la vivienda alcanza al 70% de las familias de todo el país.

Espiral inflacionista

Ahora Thatcher reconoce que actuó con lentitud a finales de los años 80 para controlar el boom de los préstamos bancarios. Ello comportó una nueva espiral inflacionista, que posteriormente obligó a una subida de los tipos de interés hasta el 15%.

El líder laborista, Neil Kinnock, opina que el milagro económico de Thatcher fue pasajero y que la nación se enfrenta nuevamente a una recesión. Los altos tipos de interés han tenido un gran impacto para el 70% de los propietarios de viviendas que están pagando mensualmente los préstamos.

La preocupación de aquellos que quieren una continuación del thatcherismo sin Thatcher es que las encuestas indican que son cada día más los ciudadanos que opinan que el énfasis puesto por la primera ministra en la iniciativa privada y en el recorte de las prestaciones sociales del Estado han tenido efectos negativos en los sectores con menor poder adquisitivo.

Los críticos de Thatcher incluyen algunos obispos. Un comentarista de una revista católica la ha acusado de "envenenar las fuentes de la nación". La respuesta de Thatcher es que la riqueza debe crearse antes de empezar a ayudar a los pobres, y que la iniciativa privada, suavizada por la caridad cristiana, es la vía para transformar la sociedad moderna.

Sin embargo, en opinión de Lord Joseph, la labor de Thatcher ha quedado incompleta ya que no se ha alcanzado "el grado de compasión que sería posible". Según The Economist, la fuerza de Thatcher ha residido en su capacidad de comprender y detestar "la propensión de los británicos a comer gratis, la creencia de que se puede gastar el dinero sin ganarlo..."