RELIGIÓN

El Gobierno pide a sus ministros que no respondan a Suquía

El Gobierno ha recomendado a sus ministros que no critiquen el discurso pronunciado por el cardenal Ángel Suquía el pasado lunes. En el texto del presidente del episcopado se censuraba al Ejecutivo por "abuso de poder" y por impulsar el laicismo. Fuentes gubernamentales manifestaron que el hecho de que un ministro responda al cardenal es elevar el rango de Suquía, que debe dialogar con el director general de Asuntos Religiosos.

Otras fuentes relacionadas con el Ejecutivo socialista insisten en que el Gobierno no desea abrir otro frente con la jerarquía eclesiástica. Hasta ahora ha a...

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El Gobierno ha recomendado a sus ministros que no critiquen el discurso pronunciado por el cardenal Ángel Suquía el pasado lunes. En el texto del presidente del episcopado se censuraba al Ejecutivo por "abuso de poder" y por impulsar el laicismo. Fuentes gubernamentales manifestaron que el hecho de que un ministro responda al cardenal es elevar el rango de Suquía, que debe dialogar con el director general de Asuntos Religiosos.

Otras fuentes relacionadas con el Ejecutivo socialista insisten en que el Gobierno no desea abrir otro frente con la jerarquía eclesiástica. Hasta ahora ha actuado como único portavoz, y en un tono muy moderado, el director general de Asuntos Religiosos, Luís María de Zavala, en quien el Ejecutivo ha depositado esa función.Fuentes gubernamentales auguran que el retorno de las aguas a su cauce se producirá a largo plazo, si, además, se hace público hoy, tal como está previsto, el documento La conciencia cristiana ante la actual situación moral de la sociedad española. En ese texto -aprobado por la asamblea plenaria de obispos "casi unanimidad", según el secretario del episcopado, Agustín García Gasco- se repetirá parte del diagnóstico avanzado por el presidente del episcopado.

García Gasco manifestó ayer que "el discurso del cardenal no supone una ruptura de las relaciones entre Iglesia y Gobierno ni va contra nadie", y recomendó a los miembros del Ejecutivo que lo leyeran "con más calma".

"El problema está en saber si es posible el diálogo entre la Iglesia y el laicismo radical", expresión con la que el secretario del episcopado se refería, sin citarlo al Ejecutivo socialista.

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