El último psicodrama

La Volkskammer, el Parlamento de la RDA, no decepcionó ayer a quienes han seguido sus trabajos durante sus escasos seis meses de vida democrática. A última hora de la tarde, la que tenía que ser su última sesión, y en la que simplemente estaba prevista la aprobación de una amnistía limitada para los presos comunes, se convirtió en una especie de juego de la verdad a partir del momento en que la comisión encargada de investigar las relaciones de los diputados con la policía política del régimen anterior, la temida Stasi, decidió finalmente hacer públicas sus conclusiones.

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La Volkskammer, el Parlamento de la RDA, no decepcionó ayer a quienes han seguido sus trabajos durante sus escasos seis meses de vida democrática. A última hora de la tarde, la que tenía que ser su última sesión, y en la que simplemente estaba prevista la aprobación de una amnistía limitada para los presos comunes, se convirtió en una especie de juego de la verdad a partir del momento en que la comisión encargada de investigar las relaciones de los diputados con la policía política del régimen anterior, la temida Stasi, decidió finalmente hacer públicas sus conclusiones.

Según esta comisión, presidida por Peter Hildebrand, 56 diputados habían colaborado con la Stasi, entre los que se encontraba el actual ministro de la Vivienda, el democristiano Axel Viehweger. Todos ellos, sin embargo, tras escuchar las acusaciones, las negaron rotundamente. Todo lo más, admitieron algunos, habían tenido contactos con la Stasi desde sus puestos de trabajo o desde su cargo oficial, "algo natural", sentenciaban, pero ninguno se consideró un informador.

La sesión, que se esperaba de trámite y más nostálgica que otra cosa, se convirtió en un auténtico psicodrama. En un país de 16 millones de habitantes había 85.000 miembros en la plantilla de este cuerpo y medio millón de colaboradores a sueldo. Las fichas de la Stasi abarcaban a seis millones de ciudadanos.

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