Tribuna:INNOVACIÓN TECNOLÓGICA EN ESPAÑA

Algunas consideraciones

Los distintos indicadores que definen la estructura económica española permiten afirmar que nos encontramos con una economía plenamente industrializada que durante los últimos 10 años ha realizado un gran esfuerzo de modernización pero que debido a la singularidad de su circunstancia histórica se encuentra con déficit estructurales que dificultan su plena incorporación al conjunto de países industriales avanzados. Intentaré esbozar brevemente algunos elementos relacionados con la innovación tecnológica que podrían condicionar nuestro desarrollo.Conceptos previos

Es ya común lamen...

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Los distintos indicadores que definen la estructura económica española permiten afirmar que nos encontramos con una economía plenamente industrializada que durante los últimos 10 años ha realizado un gran esfuerzo de modernización pero que debido a la singularidad de su circunstancia histórica se encuentra con déficit estructurales que dificultan su plena incorporación al conjunto de países industriales avanzados. Intentaré esbozar brevemente algunos elementos relacionados con la innovación tecnológica que podrían condicionar nuestro desarrollo.Conceptos previos

Es ya común lamentar las insuficientes inversiones en investigación y desarrollo (I+D) de las empresas y del sector público es pañol, pero a menudo se olvida que en el proceso de innovación tecnológica la función I+D es so lamente un elemento importante pero no único. Los poderes públicos se han obsesionado por aumentar el famoso índice I+D / PIB, sin tener quizá en cuenta que:

a) Aumentar las inversione en I+D no quiere decir mejorar automáticamente la capacidad de innovación. Como han destacado diversos autores, el aumento ha de ser tal que supere unos niveles críticos por debajo de los cuales no se consiguen los efectos deseados.

b) Más que aumentar las inversiones en I+D en todos lo sectores, especialmente cuando no se dispone de muchos recursos, se debería ser más selectivo, de acuerdo con la especialización productiva española.

e) Las inversiones en I+D crean incertidumbre respecto a su resultado y periodos de maduración que pocas empresas pueden asumir.

d) Para mejorar la capacidad de innovación tecnológica de las empresas existen otros mecanismos generalmente más eficaces, a corto y medio plazo, que a menudo no son tenidos suficientemente en cuenta.

e) La capacidad de innovación' tecnológica de un país depende de un conjunto de factores interrelacionados que deben avanzar coordinadamente, entre los que cabría destacar, entre otros, el sistema educativo, los centros de formación permanente, los centros de información técnica, los servicios de difusión sobre el uso de nuevas tecnologías, los servicios de demostración y asesoramiento tecnológico, etcétera. Todos ellos muy vinculados -física y psicológica mente- con las necesidades reales de las empresas.

Se están invirtiendo cantidades cada vez más importantes en I+D (sobre todo por parte del sector público), pero quizá no se tienen suficientemente en cuenta los otros factores. ¿Será porque hemos asumido acríticamente un modelo poco adecuado para la realidad española? El sistema ciencia-tecnología español ¿no tendrá acaso un excesivo carácter cientifista, demasiado alejado de la industria del país?

Otro lugar común es la referencia a nuestra balanza tecnológica, que al parecer es uno de nuestros grandes pecados. ¿Es tan grave el déficit tecnológico como se dice, o más bien lo es la concentración en pocas empresas y sectores de los pagos por transferencia de tecnología? ¿No sería bueno, a corto y medio plazo, que numerosas empresas españolas tuvieran la oportunidad -de acceder a la compra de licencias o patentes extranjeras que les permitieran una incorporación rápida y eficaz de tecnología? Para que ello sea posible se precisa trabajar sobre algunos de los factores a los que antes me refería. -

En este tema, como en muchos otros, si queremos analizar correctamente la realidad debe que no nos dejan observarla correctamente. Se ha puesto de moda una determinada visión de las nuevas tecnologías, muy alejada de la realidad industrial española y de la de su entorno. Algunos experimentos recientes, como la curiosa profusión de los autodenominados parques tecnológicos distribuidos por la geografía española, serían un ejemplo claro en este sentido.

Innovación tecnológica

Sentada, pues, por una parte, la complejidad del proceso de innovación tecnológica, y por otra la necesidad de no reducirlo a la función I+D, me referiré brevemente al proceso de difusión de la innovación en el conjunto del tejido industrial.

Un país con una estructura industrial formada mayoritariamente por pequeñas y medianas empresas de industria transformadora debe someterse a un intenso proceso de difusión de la innovación tecnológica a partir de:

a) Políticas específicas de promoción por sectores de actividad y por tecnologías horizontales.

b) Creación y desarrollo de aquellos instrumentos que favorecen los procesos de difusión de la innovación.

Durante estos últimos años, tanto la Administración central como algunas comunidades autónomas han iniciado políticas de promoción que, sin embargo, han resultado insuficientes y a veces no han contado con los instrumentos ejecutores adecuados. La falta de estos instrumentos constituye, a m¡ entender, el principal cuello de botella que dificulta el proceso de difusión de la innovación en España, y representa un elemento diferencial estructural con respecto a la situación de los países industriales más avanzados.

Sin profundizar en el tema se puede afirmar que la falta de un fuerte tejido asociativo empresarial y profesional en España -que está en la base de las más importantes instituciones técnicas de servicios a la empresa en la mayoría de los países europeos- ha limitado la creación de estas instituciones, resultando de todo ello un fuerte déficit relativo de servicios a las empresas que son esenciales para favorecer su capacidad de asimilación de innovaciones tecnológicas y, por tanto, de elevar su nivel de competitividad.

La proximidad del mercado interior comunitario nos obliga a todos a realizar un esfuerzo urgente en el sentido apuntado, partiendo de políticas de promoción y poniendo el énfasis en el reforzamiento de la difusión de innovaciones tecnológicas en el conjunto del tejido industrial.

Miquel Barceló es director general de Instituto Catalán de Tecnología.

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