El intento golpista sume en la ruina a Puerto España

ENVIADO ESPECIALAyer de madrugada fueron puestos en libertad los últimos rehenes secuestrados hace una semana en el Parlamento de Trinidad y Tobago por un grupo de golpistas. Los ciudadanos del Puerto España abandonaron por fin la reclusión domiciliaria que iniciaron el pasado viernes, cuando un grupo radical de musulmanes armados decidió secuestrar a los miembros del Parlamento, exigiendo la disolución de la Cámara, la dimisión del Gobierno y la convocatoria de elecciones generales. Confirmada ya la rendición y el encarcelamiento de los golpistas, los trinitarios han salido a la calle y se h...

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ENVIADO ESPECIALAyer de madrugada fueron puestos en libertad los últimos rehenes secuestrados hace una semana en el Parlamento de Trinidad y Tobago por un grupo de golpistas. Los ciudadanos del Puerto España abandonaron por fin la reclusión domiciliaria que iniciaron el pasado viernes, cuando un grupo radical de musulmanes armados decidió secuestrar a los miembros del Parlamento, exigiendo la disolución de la Cámara, la dimisión del Gobierno y la convocatoria de elecciones generales. Confirmada ya la rendición y el encarcelamiento de los golpistas, los trinitarios han salido a la calle y se han encontrado con una ciudad llena de escombros y con un país en plena crisis social, política y económica.

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El tejerazo caribeño del imam Yasin Abu Bakr ha sido la espoleta que ha dejado al descubierto los serios problemas por los que atraviesa este país, descubierto por Cristóbal Colón en 1498, colonizado por el imperio británico y destrozado económicamente por la súbita caída del precio del petróleo en 1983.Fuentes oficiales señalaron ayer que Abu Bakr y sus 112 fieles seguidores se rindieron "incondicionalmente" y que los rebeldes se hallaban detenidos "en distintas instalaciones militares de la isla", donde continúan siendo interrogados. Un portavoz gubernamental confirmó la muerte de uno de los parlamentarios secuestrados, Leo des Vignes, herido de bala durante la acción golpista, así como la de cuatro agentes de policía, un civil y 16 rebeldes.

El portavoz señaló que el estado de emergencia continuará "hasta que el Gobierno pueda restaurar la normalidad y el orden". El futuro de los golpistas es en estos momentos incierto. Si son juzgados y condenados por traición y terrorismo podrían ser ahorcados. También son una incógnita las medidas que vaya a adoptar el Gobierno para levantar la moral y la economía del país. El golpe de Estado de Abu Bakr, el segundo que sufre este país en 20 años, ha roto la convivencia pacífica de esta nación formada por dos islas donde viven 1,3 millones de habitantes.

El golpe de Abu Bakr terminó el miércoles por la tarde, cuando los rebeldes comunicaron a las autoridades que deseaban rendirse y dejar en libertad a las 46 personas que habían mantenido detenidas desde el viernes en la Red House -el Parlamento- y el edificio de la Televisión de Trinidad y Tobago (TTT). Los rebeldes abandonaron sus posiciones uno por uno y al salir a la calle depositaron sus armas en el suelo. Luego fueron conducidos a distintos lugares, aunque la mayoría se halla en una base militar en Chasuerames, al noroeste de Puerto España.

Durante todo el día de ayer se registraron tiroteos en los arrabales de Puerto España. Fuentes militares aseguraron ayer que varias unidades se dedicaron a disparar balas de fogueo para evitar nuevas acciones de pillaje. La televisión y la radio han comenzado a emitir programas con cierta normalidad. El aeropuerto continúa cerrado durante la mayor parte del día y sólo dos compañías caribeñas, la British West Indies Airlines y la Liat, viajan hasta Trinidad.

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Se desconoce por completo el paradero del cerebro de este gol pe, Abu Bakr, el líder del comando que secuestró a la totalidad de los parlamentarios de Trinidad y Tobago y que acusó de "corrupción" a su primer, ministro, Arthur Robinson. Bakr repitió durante el golpe que el Gobierno había conducido "a los habitantes de este país a la ruina" y que su acción pretendía "un nuevo comienzo para Trinidad y Tobago". El embajador norteamericano en Puerto España, Charles Gargano, ha confirmado que la acción de los rebeldes no fue secundada por la población, pero reconoció que el pillaje había desgarrado la capital. Trinidad y Tobago ha solicitado ayuda a la Comunidad Económica Caribeña (Caricom). Puerto España está desabastecida y necesita alimentos y medicinas.

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