Amnistía Internacional denuncia miles de asesinatos en la represión de tensiones étnicas y nacionalistas

Miles de personas fueron encarceladas, torturadas y asesinadas el año pasado por Gobiernos empeñados en la represión o control de las tensiones nacionalistas y étnicas de sus respectivos países, según denuncia Amnistía Internacional (Al) en su informe sobre la situación de los derechos humanos en el mundo en 1989.

Como cada año, las casi 300 páginas del documento de Amnistía Internacional ofrecen un catálogo de atrocidades a lo largo y ancho del orbe, que en esta ocasión brindan resuello cuando el lector entra en lo ocurrido en la segunda mitad del año en los países del Este de Europa, ...

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Miles de personas fueron encarceladas, torturadas y asesinadas el año pasado por Gobiernos empeñados en la represión o control de las tensiones nacionalistas y étnicas de sus respectivos países, según denuncia Amnistía Internacional (Al) en su informe sobre la situación de los derechos humanos en el mundo en 1989.

Como cada año, las casi 300 páginas del documento de Amnistía Internacional ofrecen un catálogo de atrocidades a lo largo y ancho del orbe, que en esta ocasión brindan resuello cuando el lector entra en lo ocurrido en la segunda mitad del año en los países del Este de Europa, donde miles de presos políticos salieron a la calle y las libertades de expresión, movimiento y asociación comenzaron a ver la luz.Amnistía Internacional ha optado este año por destacar las desmanes cometidos por Gobiernos y grupos paraoficiales en la lucha contra las ansias de libertad de pueblos, etnias y culturas sojuzgadas. El análisis ofrece un abanico de peticiones que van desde la simple reclamación de derechos culturales a los enfrentamientos totales por demandas de autonomía y secesión, y desde el planteamiento pacífico a la exigencia armada. Al reconoce que en estas disputas las organizaciones originalmente agraviadas han violado derechos humanos, pero, dice, ello "nunca puede justificar o excusar la violación de derechos humanos básicos" por parte de los Gobiernos.

"En varios países, los grupos étnicos son menos iguales que otros y sus derechos más prescindibles", indica Amnistía, que identifica el grueso de este tipo de violaciones en países del llamado Tercer Mundo. Somalia, Etiopía, Sudán, Sri Lanka, India (en Punjab), China (en Tíbet), Guatemala y Suráfrica son algunos de los países destacados por Al, que no olvida la amenaza de exterminio que pesa sobre los indios brasileños -protegidos por unos derechos legales "que las autoridades no garantizan, como tampoco investigan los ataques de que son objeto"- o sobre los kurdos.

En el mundo desarrollado Amnistía tiene también motivos para la depresión. Mientras en Estados Unidos "las pruebas sugieren que la pena capital se usa de forma sesgada" en contra de los negros, en la URSS ha habido encarcelamientos y muertes relacionados con movimientos étnicos en varias repúblicas.

El Reino Unido sigue mostrando su úlcera norirlandesa y Londres sigue sin eliminar las suspicacias de quienes ven a sus "agentes operando fuera de los límites de la ley". Israel queda iluminado por una luz poco favorable por su conducta en las ocupadas Cisjordania y franja de Gaza, donde en los dos pasados años "cientos de palestinos han sido asesinados por fuerzas israelíes, incluidas posibles víctimas de ejecuciones extrajudiciales y algunos que pueden haber muerto como resultado de torturas".

En un ámbito más amplio de violaciones de derechos humanos, Al denuncia que sigue habiendo presos políticos en más de la mitad de los 138 países estudiados, en casi un centenar de los cuáles la tortura es habitual. Escuadrones de la muerte operaron con total libertad en más de 35 países, donde las desapariciones constituyen la alternativa al asesinato.

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En 1989, el alivio relativo para Al procedió del modesto éxito de su campaña contra la pena capital, aunque 2.229 personas fueron ejecutadas.

Más información en la página 21

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