Discreta dirección

La dirección del hotel Convención, donde más de 1.000 empleados atienden 800 habitaciones, casi la mitad ocupadas en esta ocasión por los congresistas, hubiera preferido que se diera menos importancia al nombre de este centro. "No es para tanto", dijo Antonio Lerena, el director. "No ha pasado nada, ni siquiera ha habido ningún trabajador que se ausentase aduciendo una gripe o un ataque de alergia", aseguró."Siempre hemos estado en edificios oficiales, o en centros sanitarios o de fundaciones", explica Victoria Yepes, secretaria de la organización de este congreso. "Esta vez hemos querido romp...

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La dirección del hotel Convención, donde más de 1.000 empleados atienden 800 habitaciones, casi la mitad ocupadas en esta ocasión por los congresistas, hubiera preferido que se diera menos importancia al nombre de este centro. "No es para tanto", dijo Antonio Lerena, el director. "No ha pasado nada, ni siquiera ha habido ningún trabajador que se ausentase aduciendo una gripe o un ataque de alergia", aseguró."Siempre hemos estado en edificios oficiales, o en centros sanitarios o de fundaciones", explica Victoria Yepes, secretaria de la organización de este congreso. "Esta vez hemos querido romper con el secretismo. Nadie se esperaba que todo fuera tan bien; estamos sorprendidos, y muy agradablemente. El servicio ha sido muy bueno", asegura.

Y eso que hubo momentos de tensión a lo largó de estos cuatro días, como cuando el viernes se desmayó el representante austriaco y cayó al suelo golpeándose la nariz, con el consiguiente derramamiento de sangre. "Nadie se atrevía a cogerlo", contaba un testigo. "Fue impresionante", dijo un trabajador del hotel. Sin embargo, sólo era una rotura de nariz. Tras una noche de observación en el hospital Gregorio Marañón, estaba de vuelta. Un susto.

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