La nueva aportación al Fondo de Garantía resta 15.000 millones a los beneficios de los bancos

La enmienda que el Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados ha introducido en la Ley de Presupuestos del Estado para 1990, y que supondrá elevar la aportación de los bancos al Fondo de Garantía de Depósitos -la entidad que gestionó la crisis bancaria durante el principio de los años ochenta-, restará unos 15.000 millones de pesetas de los beneficios que la banca obtendrá durante el ejercicio correspondiente a este año. Este hecho, junto con el estrechamiento del margen financiero y la restricción crediticia impuesta por la autoridad monetaria, son factores que incidirán de un modo deci...

La enmienda que el Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados ha introducido en la Ley de Presupuestos del Estado para 1990, y que supondrá elevar la aportación de los bancos al Fondo de Garantía de Depósitos -la entidad que gestionó la crisis bancaria durante el principio de los años ochenta-, restará unos 15.000 millones de pesetas de los beneficios que la banca obtendrá durante el ejercicio correspondiente a este año. Este hecho, junto con el estrechamiento del margen financiero y la restricción crediticia impuesta por la autoridad monetaria, son factores que incidirán de un modo decisivo en completar un ejercicio bancario bastante peor que el anterior, según señalan fuentes de los seis grandes bancos.

El Grupo Socialista entiende que hay que reforzar al Fondo de Garantía de Depósitos, y establece que el patrimonio del fondo se "nutrirá con aportaciones anuales de los bancos integrados en él, equivalentes al 2,5 por mil de sus depósitos y con aportaciones anuales del Banco de España iguales al 50%, de aquéllas".Fuentes del grupo han señalado que ellos no habían calculado las consecuencias que pueden derivarse de la aplicación de esta enmienda en los presupuestos generales para los bancos, pero que , a pesar de ello, era necesaria para la solvencia del Fondo de Garantía de Depósitos.

Por tanto, se eleva medio punto (desde el 2 por mil al 2,5 por mil de los pasivos computables) la aportación realizada sobre lo establecido para el anterior ejercicio, cuando los bancos entregaron al fondo un total de 49.280 millones de pesetas.

Durante el año anterior también se había producido una subida de medio punto, lo que generó fuertes críticas por parte de los bancos.

Además, la enmienda que con casi toda seguridad sacará adelante el Grupo Socialista señala que "cuando el saldo de los anticipos del Banco de España superen cuatro veces la cuantía de las aportaciones de los bancos integrados y del banco emisor en el último ejercicio la cifra de aportaciones de los bancos podrá ser elevada hasta el 3 por mil de sus depósitos".

En caso de alcanzarse este supuesto, el Gobierno fijará también la nueva aportación del Banco de España".

La subida en la aportación obligatoria de los bancos al Fondo de Garantía de Depósitos ha sido uno de los aspectos que más duramente criticó en su despedida como presidente de la patronal bancaria, Asociación Española de Banca Privada (AEB), Rafel Termes, quien dijo que esta subida por segundo año consecutivo "es un deliberado intento de dañar innecesariamente a la banca".

Rafael Termes, que ha cedido su puesto, tras 12 años de estancia en el mismo, a José Luis Leal la pasada semana, pidió en su discurso ante la asamblea general de la AEB que se reformen los estatutos del Fondo de Garantía para evitar que este organismo tenga que pechar con las aventuras de determinados banqueros, como ocurriera en los primeros años de la pasada década.

Deuda viva

El Fondo de Garantía de Depósitos redujo durante el pasado año su deuda con el Banco de España en 33.500 millones de pesetas, y aún le resta una deuda viva de unos 300.000 millones de pesetas, que se irán reduciendo paulatinamente a lo largo de los próximos años mediante las aportaciones de los bancos y mediante la venta de los activos inmobiliarios que todavía el fondo posee provenientes de los bancos que hubo de sanear.A partir de este año, el fondo entra en un periodo en el que se acelerará la reducción de la deuda porque empiezan a cumplirse los plazos fuertes de amortización firmados hace unos años.