El dueño de unas ovejas enfermas, enfrentado a los vaqueros de Soto del Real

La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) de Soto del Real (2.000 habitantes, en la sierra madrileña) se encuentra en pie de guerra contra un ovejero de la localidad, Emilio Paredes, después de haberse detectado un brote de pedero que afecta a una parte importante de las 330 ovejas que Paredes alimenta en los pastos de una finca comunal -de unas 105 hectáreas- llamada La cerca del concejo. Paredes sostiene que sus ovejas "están en tratamiento y no hay peligro de infección".

El pedero es una enfermedad mortal que afecta, en principio, a las pezuñas y que se va extendie...

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La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) de Soto del Real (2.000 habitantes, en la sierra madrileña) se encuentra en pie de guerra contra un ovejero de la localidad, Emilio Paredes, después de haberse detectado un brote de pedero que afecta a una parte importante de las 330 ovejas que Paredes alimenta en los pastos de una finca comunal -de unas 105 hectáreas- llamada La cerca del concejo. Paredes sostiene que sus ovejas "están en tratamiento y no hay peligro de infección".

Enfermedad mortal

El pedero es una enfermedad mortal que afecta, en principio, a las pezuñas y que se va extendiendo por los remos. El mal se reconoce por la cojera de la oveja y puede afectar al vacuno. La UPA señala que Paredes oculta, en el Pozo del ciego de la mina, unas 80 ovejas muertas por la enfermedad, lo que niega el dueño del rebaño. El ovejero cree que los ataques de los ganaderos se deben a que "no quieren que las ovejas pasten con sus vacas".Los ganaderos de Soto del Real mantienen a los animales encerrados y alimentados de forma artificial. "Ello origina un alto gasto de mantenimiento", afirma un vaquero. La UPA ha denunciado la epidemia a la Comunidad y a la Guardia Civil.

También denuncian el deterioro que han sufrido las instalaciones de la finca "debido a la existencia de medicamentos y de cal utilizados para la desinfección" y reclaman una indemnización de 621.600 pesetas así como la aplicación de la ley de epizootias, que obliga a aislar al ganado en estos casos.

El veterinario local, Javier Ledario Delgado, reconoce en un escrito remitido al Ayuntamiento la existencia de esta enfermedad y recuerda la obligatoriedad del aislamiento.

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