Una saludable energía báltica

Kasimiera Prunskiene no puede contener una gran carcajada cuando alguien le comenta que ya empieza a ser conocida como "la Thatcher del Báltico". Y luego dice que no sabe si eso equivale a un cumplido o a un insulto, y para rematar, ya más en serio, no oculta su decepción por el resultado de su reciente entrevista con la primera ministra británica.Viste la primera ministra de Lituania un elegante traje beis y luce un reloj y unas joyas no demasiado ostentosas, pero tampoco baratas. Tiene la piel trannslúcida, los cabellos rubios, la mandíbula sólida y unos ojos clarísimos que buscan los de s...

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Kasimiera Prunskiene no puede contener una gran carcajada cuando alguien le comenta que ya empieza a ser conocida como "la Thatcher del Báltico". Y luego dice que no sabe si eso equivale a un cumplido o a un insulto, y para rematar, ya más en serio, no oculta su decepción por el resultado de su reciente entrevista con la primera ministra británica.Viste la primera ministra de Lituania un elegante traje beis y luce un reloj y unas joyas no demasiado ostentosas, pero tampoco baratas. Tiene la piel trannslúcida, los cabellos rubios, la mandíbula sólida y unos ojos clarísimos que buscan los de su interlocutor.

Kasimiera Pruskiene habla con decidida convicción, pero sin dejarse llevar por los demonios, y toda ella desprende tal impresión de saludable energía báltica que uno no quisiera encontrarse entre sus enemigos.

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