El Príncipe anima a los catalanes a no renunciar a las señas de identidad de su nacionalidad

El príncipe Felipe animó ayer a los catalanes a mantener las señas de identidad de su "nacionalidad" y a participar activamente en un proyecto de futuro en el cual todas las ciudades y pueblos de España tienen su lugar. Don Felipe, que visitó ayer las localidades de Balaguer (13.000 habitantes) y Cervera (6.5M), de donde ostenta títulos nobiliarios, tuvo en ambos municipios de la Cataluña interior el recibimiento más caluroso de su viaje. Las calles estaban engalanadas y los aplausos de los vecinos acallaron las protestas de unos reducidos grupos de independentistas y republicanos.

Las ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El príncipe Felipe animó ayer a los catalanes a mantener las señas de identidad de su "nacionalidad" y a participar activamente en un proyecto de futuro en el cual todas las ciudades y pueblos de España tienen su lugar. Don Felipe, que visitó ayer las localidades de Balaguer (13.000 habitantes) y Cervera (6.5M), de donde ostenta títulos nobiliarios, tuvo en ambos municipios de la Cataluña interior el recibimiento más caluroso de su viaje. Las calles estaban engalanadas y los aplausos de los vecinos acallaron las protestas de unos reducidos grupos de independentistas y republicanos.

Las palabras del Príncipe en ambas ciudades estuvieron preñadas de referencias elogiosas a la identidad catalana y a su lengua, como viene siendo habitual en todas sus intervenciones. Felipe de Borbón se refirió a Cataluña como a "una nacionalidad", al tiempo que exaltaba el modelo constitucional vigente, las autonomías y la unidad de España.Ante el consistorio de Cervera exhortó a los catalanes a no renunciar a sus peculiaridades: "No sólo no debéis renunciar a vuestras peculiaridades, a esta nacionalidad catalana que tanto amáis y amamos todos, sino que también, entre todos, la hemos de fortalecer. España es una suma en la cual Cervera tiene su lugar", señaló.

Dijo en otro momento que no se podría hablar de la identidad catalana y de las ganas de existir de Cataluña si la cultura catalana no constituyese un árbol frondoso que va desde los antiguos trovadores a los actuales diseñadores, pasando por escritores, pintores o cantantes.

Un trozo de historia

Pujol le había dicho en Balaguer al heredero de la Corona que éste era un viaje "para asumir la historia", es decir, para "incorporar todo aquello que, viniendo de nuestro pasado, hoy puede ser integrado en un positivo proyecto de futuro".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Y de este pasado le recordó que el título de Señor de Balaguer que ostenta pertenecía a Jaume d'Urgell, aspirante frustrado a la Corona catalano-aragonesa vacante a principios del siglo XV. El Compromiso de Caspe optó por Fernando de Trastámara pese a que, según los historiadores, el de Urgell "tenía más derechos y en cualquier caso era el más vinculado al Principado de Cataluña".

El líder nacionalista le recordó que, desde siempre, el sentimiento popular catalán se ha sentido muy identificado con Jaume d'Urgell y con lo que representaba, y "el movimiento político y cultural, social e intelectual dominante en Cataluña en los últimos 200 años, es decir, lo que se conoce como catalanismo, también". Pujol le recordó este pasado desde la 1ealtad y autenticidad".

El presidente catalán ha estado presente en todas las visitas que ha efectuado el Príncipe y le ha arropado durante todo el viaje en un intento de presentar fuera de Cataluña una situación diferente a la de hace unos meses, cuando jóvenes de su partido silbaron al Rey durante la, inauguración del estadio Olímpico de Montjuic.

El viaje, que acaba hoy, está destinado a cerrar una herida entre la Corona y los nacionalistas, que se abrió en el estadio y se desgarró con la aprobación en el Parlamento catalán de una propuesta sobre la autodeterminación.

"Éste es un viaje presidido por la lealtad y por la autenticidad, sin las cuales no hay convivencia ni trabajo en común, no hay capacidad para construir un país", señaló Pujol.

Lealtad es un término que Pujol reserva para grandes ocasiones y que define una situación de reciprocidad entre Cataluña y España necesaria para que el sistema funcione. "Tenemos grandes retos. Uno de ellos es hacer de España un país moderno y competitivo. Otro, construir un país bien integrado en Europa. Otro, hacer un país justo y solidario. Todos estos retos requieren que ninguna realidad de las que componen España sea recortada; que ninguna ilusión y ninguna noble pasión sea ahogada y que ningún pueblo del conjunto hispánico sea disminuido".

El Príncipe, en Cervera -ciudad que vio premiada su fidelidad a Felipe V con una universidad fundada en 1717 para sustituir a todas las demás del Principado- hizo un canto a la cultura y a la libertad.

Cuando la comitiva se desplazó a la antigua universidad de Cervera, vecinos de Montblanc (Tarragona) increparon a Pujol por el polémico plan de residuos de la Generalitat. Por la noche, en el palacio de Pedralbes, el Príncipe ofreció una recepción a unos 2.500 invitados. Varias personas que lanzaban cohetes fueron detenidas por la policía, entre ellas Joan Puigcercos, secretario general de las Juventudes de Esquerra Republicana (JERC), y otro militante de la misma organización.

Archivado En