Carmen Mestre: "No soy politica, sino una 'curranta' en el PSOE"

La nueva presidenta de Cruz Roja Española reclutará voluntarios entre los ancianos

Su aparente fragilidad enmascara la voluntad férrea que acaba de desembarcar en Cruz Roja Española, una personalidad -mitad vasca, mitad catalana- experta en la esgrima política. Carmen Mestre, de 47 años, casada y madre de dos hijos, tuvo que capear en 1982, siendo directora general de la Energía, las críticas de la entonces activista sindical de UGT y hoy titular de Asuntos Sociales, Matilde Fernández. Ahora se sabe tutelada por su ministra, pero "con las manos libres" para tomar decisiones, entre ellas la de reclutar voluntarios entre los ancianos. "Ojo, no soy un personaje político. Soy un...

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Su aparente fragilidad enmascara la voluntad férrea que acaba de desembarcar en Cruz Roja Española, una personalidad -mitad vasca, mitad catalana- experta en la esgrima política. Carmen Mestre, de 47 años, casada y madre de dos hijos, tuvo que capear en 1982, siendo directora general de la Energía, las críticas de la entonces activista sindical de UGT y hoy titular de Asuntos Sociales, Matilde Fernández. Ahora se sabe tutelada por su ministra, pero "con las manos libres" para tomar decisiones, entre ellas la de reclutar voluntarios entre los ancianos. "Ojo, no soy un personaje político. Soy una curranta que, como ciudadana, está en el PSOE", aclara.

Carmen Mestre, licenciada en Económicas, ha encabezado su discurso programático con las palabras "austeridad" y "eficacia". "Aquí hay un poquito de burocracia. He dicho a mi gente que nuestro objetivo", relata con voz incisiva y atiplada, "es maximizar el beneficio que damos a la sociedad. Los ciudadanos tienen que saber que sólo el 15% de lo que nos dan es necesario para mantener nuestra estructura".Los ingresos de Cruz Roja provienen, fundamentalmente, de las cuotas de sus 565.000 socios, razón por la cual es prioritario para su presidenta la captación de nuevos asociados -hasta un millón durante su mandato-, además de incrementar las subvenciones públicas o revitalizar los sorteos y juegos de azar tradicionales de la institución.¿Para qué los dineros? Para promover un programa de atención e integración de los ancianos en la sociedad. Sus padres todavía viven y encuentra absurdo que las personas a los 65 años "dejen su puesto de trabajo y parezca que ya no cuentan. Para sentirse satisfechas deben tener, además de ocupaciones, el reconocimiento social de su utilidad", insiste Carmen Mestre,

Programa de actividades

El proyecto se materializará en el diseño de un programa de actividades, a cargo de un grupo de expertos, a las que puedan incorporarse los ancianos como voluntarios de Cruz Roja. "Por supuesto, actividades intergeneracionales", matiza Carmen Mestre, radicalmente contraria a la segregación de las personas mayores. Su objetivo es completar la tarea, dedicando determinadas infraestructuras de la institución que preside para la atención social y sanitaria de la tercera edad.La convivencia con sus hijos ha permitido a esta representante de los sesenta, educada en la tradición del piano y el solfeo, seguir tomando el pulso a los tiempos. Lecturas a medias, porque faltan horas, y noticias alentadoras de que un cantante británico llamado Bob Geldof movilizó por África a una sociedad que hoy todos pintan insolidaria. "Yo creo que este concierto marca el final del imperio del liberalismo conservador sobre los valores colectivos. Ahí está Amnistía Internacional. Quizá la ventaja de nuestro tiempo es que no hacemos dogma de la moral social, sino que entendemos la gran parte de relatividad que encierra". La nueva presidenta de Cruz Roja Española se prepara una vez más para tomar decisiones dificiles. Al frente de la dirección general de la Energia nacionalizó la red nacional de alta tensión y paralizó la construcción de nuevas centrales nucleares en Espafla. En ambos casos las dificultades fueron importantes, pero, más que valiente, se siente respaldada por la razón con la ayuda de un buen equipo.

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