El Ejecutivo no aplaza indefinidamente la reducción prometida de las compras de carbón surafricano

El Gobierno ha suspendido por tiempo indefinido la puesta en práctica de un plan destinado a reducir las importaciones de carbón procedente de Suráfrica. El 21 de junio, el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, anunció en el Congreso que a partir de este año, "porque 1989 está contratado y ha sido muy difícil suprimir estos contratos", se reducirían en un 25% las compras de carbón surafricano, que suponen la mitad del importado por España. La reducción ha quedado suspendida, a la espera de ver cómo evoluciona la tímida reforma emprendida por el régimen racista.

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El Gobierno ha suspendido por tiempo indefinido la puesta en práctica de un plan destinado a reducir las importaciones de carbón procedente de Suráfrica. El 21 de junio, el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, anunció en el Congreso que a partir de este año, "porque 1989 está contratado y ha sido muy difícil suprimir estos contratos", se reducirían en un 25% las compras de carbón surafricano, que suponen la mitad del importado por España. La reducción ha quedado suspendida, a la espera de ver cómo evoluciona la tímida reforma emprendida por el régimen racista.

Fuentes diplomáticas indicaron a EL PAÍS que Fernández Ordóñez "ha informado varias veces al Consejo de Ministros sobre la conveniencia de proceder a restricciones voluntarias" en las compras de carbón surafricano y que el departamento de Asuntos Exteriores ha elaborado un plan con este objetivo, que debería ser aprobado previamente por el Gobierno y requeriría la colaboración de otros ministerios, como los de Industria y Comercio.Sin embargo, según las mismas fuentes, este plan ha quedado en suspenso ante la reforma iniciada por el nuevo líder surafricano, Frederik de Klerk. "Estamos en un compás de espera", afirman en Exteriores, "y creemos que no es éste el momento más adecuado para atornillar al Gobierno de Pretoria".

El plan elaborado por el Ministerio de Exteriores, con el que no quisieron colaborar otros departamentos implicados, preveía la reducción de un 5% anual, durante cinco años, de las compras de carbón surafricano. En 1988, España compró 4.441.000 toneladas de carbón a Suráfrica, el 50,7% del total del carbón importado por nuestro país. Entre enero y septiembre del año pasado, las compras de ese carbón ascendieron a 3.861.000 toneladas, un 48,8% del total importado.

Difícil control

El carbón surafricano es uno de los de mejor calidad del mundo, por lo que es práctica corriente mezclarlo con otros carbones de menor calidad, como el español, antes de su consumo. Hasta 1988, el carbón surafricano era también el más barato del mercado y el año pasado sólo le aventajó, por poca diferencia, el soviético (5.011 pesetas la tonelada el primero y 4.893, el segundo).En su comparecencia ante el Parlamento, Ordóñez advirtió de los problemas que plantea la imposición de restricciones al carbón procedente de Suráfrica, ya que éste se mezcla en el puerto de Rotterdam (Holanda) con otros carbones y circula por la Comunidad Europea (CE), como si fuera comunitario. "Es muy difícil", advertía el ministro, "saber qué cantidad real de carbón surafricano se está importando".

Las importaciones españolas de carbón de la CE se han disparado en los últimos años, pasando de 8.000 toneladas en 1987 a 2.46.000 toneladas en los nueve primeros meses del año pasado. Mientras los restantes carbones han mantenido su precio, con pequeñas oscilaciones, el de la CE ha caído de las 20.422 pesetas la tonelada en 1987 a las 7.296 de 1989, lo que puede deberse a que se mezcla con carbón más económico.

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El plan elaborado por Exteriores advertía que la reducción de las compras de carbón surafricano equivalía al establecimiento de un contingente y a la imposición de trabas al libre comercio, por lo que podría requerir la apertura de una negociación con los socios de la CE y la aprobación de algunas reformas legales. Igualmente, se contemplaba el problema creado al sector eléctrico, que previsiblemente debería pagar a un precio superior el carbón sustitutivo del que dejara de comprarse a Pretoria.

"El asunto, llevado a sus últimas consecuencias", advirtió Ordóñez en el Congreso, "plantearía a esta Cámara el tener que votar unas subvenciones enormes a las cementeras y a las industrias eléctricas". Inmediatamente después de que el Gobierno adquiriera en el Congreso el compromiso de reducir las compras de carbón sudafricano, empresas del sector le hicieron saber su preocupación por las consecuencias económicas de una medida de este tipo.

A pesar de todas las dificultades, algunos países europeos, como Dinamarca y Francia, han vetado las compras de carbón de Suráfrica. Expertos en el tema apuntan que la posición francesa está relacionada con la abundancia de energía eléctrica de carácter nuclear que tiene el país vecino.

Oficina del ANC

Por otra parte, recientemente se ha instalado en Madrid Ben Mohlathe, primer representante en España del Congreso Nacional Africano (ANC), el principal grupo anti apartheid de Suráfrica. El Gobierno español ha ayudado a financiar el viaje a nuestro país del embajador del partido que lidera Nelson Mandela y no descarta colaborar con alguna subvención al funcionamiento de su oficina.Sin embargo, el Gobierno no ha querido hasta ahora otorgar al partido antirracista un estatuto diplomático similar al que disfruta la representación de otro movimiento popular, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que tiene un tratamiento muy similar al de una embajada. Para funcionar en España, la ANC deberá someterse al derecho privado e inscribirse en el registro de asociaciones.

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