Ausencia de intervenciones

El Gobierno y el Banco de España mantienen una posición de distancia ante al crisis desatada en el seno del Banco Bilbao Vizcaya. Hasta ahora, los contactos mantenidos entre los máximos responsables del banco y el ministro de Economía y las autoridades monetarias, han servido únicamente para pedir cordura a las partes en conflicto en la búsqueda de una solución "que proteja los intereses de los accionistas, los trabajadores y los clientes", desde la óptica de que se trata de la "primera institución financiera del país y las repercusiones que estos problemas pueden tener para el conjunto del si...

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El Gobierno y el Banco de España mantienen una posición de distancia ante al crisis desatada en el seno del Banco Bilbao Vizcaya. Hasta ahora, los contactos mantenidos entre los máximos responsables del banco y el ministro de Economía y las autoridades monetarias, han servido únicamente para pedir cordura a las partes en conflicto en la búsqueda de una solución "que proteja los intereses de los accionistas, los trabajadores y los clientes", desde la óptica de que se trata de la "primera institución financiera del país y las repercusiones que estos problemas pueden tener para el conjunto del sistema financiero". A primera vista sorprende que la intervención de las autoridades se haya limitado a estas consideraciones de tipo general y que no hayan encontrado caminos más concretos de solución. "Es un problema que afecta a una entidad privada", señalaron ayer fuentes cercanas a La Moncloa y al Banco de España, "que debe resolverse interna mente, aunque se siga con preocupación lo que está ocurriendo". Las acusaciones de hipotéticas intervenciones en casos anteriores parecen aconsejar, en esta ocasión, mayor prudencia de la mostrada entonces. En todo caso, se señala en estas fuentes, todavía ha pasado poco tiempo como para que la situación pueda considerarse como demasiado preocupante. El paréntesis navideño ayuda también a esta falta de presencia directa. Los responsables del Ministerio de Economía y del Banco de España han llamado a capítulo tanto a Sánchez Asiaín como a Alfredo Sáenz. Pero no se ha pasado de ahí. Al fin y al cabo, han pasado sólo dos semanas desde la muerte de Toledo y no es demasiado tiempo para solucionar una crisis profunda. El problema, sin embargo, es que el tiempo transcurrido no ha servido para acercar posiciones sino para que cada día que pasa el enconamiento entre las partes sea mayor. La ausencia de los representantes del Vizcaya de las comisiones del banco es una hecho de graves consecuencias no sólo para solucionar la crisis sino para el funcionamiento normal de la entidad.

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