Los proiraníes ganan la lucha intershií libanesa

Los milicianos del proiraní Partido de Dios libanés (Hezbolá) están demostrando su superioridad frente a los combatientes del movimiento Amal, prosirio, con los que se disputan el liderazgo de la comunidad musulmana shií en Líbano. Para mayor afrenta, los hezbolahi están derrotando al enemigo en su feudo tradicional del sur de Líbano. Desde que el pasado viernes se iniciaran los combates, se han producido al menos 50 muertos.

El rebrote de violencia en la comunidad shií libanesa refleja una constante rivalidad que se inició a principios de esta década con la consolidación de ...

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Los milicianos del proiraní Partido de Dios libanés (Hezbolá) están demostrando su superioridad frente a los combatientes del movimiento Amal, prosirio, con los que se disputan el liderazgo de la comunidad musulmana shií en Líbano. Para mayor afrenta, los hezbolahi están derrotando al enemigo en su feudo tradicional del sur de Líbano. Desde que el pasado viernes se iniciaran los combates, se han producido al menos 50 muertos.

El rebrote de violencia en la comunidad shií libanesa refleja una constante rivalidad que se inició a principios de esta década con la consolidación de los dos grupos. En puridad, responden a una misma ideología, la difundida por el desaparecido imam Musa Sadr, del que tanto unos como otros se reclaman seguidores. Pero los militantes de Hezbolá, de mayor rigor religioso, acusan a los hombres de Amal de haber traicionado las enseñanzas de Sadr.

Instalado en el sur de Líbano desde 1985, Hezbolá fue desalojado de la zona en abril de 1988 por Amal, lo que frustró su objetivo de luchar de forma directa contra Israel.

Desde esa fecha, los locos de Dios, como se les ha dado en llamar por su militancia religiosa, han disputado la presencia de sus rivales en otras regiones, con la pretensión de hacerse con bazas que les permitieran negociar algún día su regreso al sur.

A principios del presente año, y después de nuevos enfrentamientos, sus protectores, Irán y Siria, impusieron un acuerdo entre las dos formaciones, en el que se estipulaba la vuelta de los hezbolahis al sur, bajo la supervisión de Amal. Tal pacto nunca se cumplió.

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