Cartas al director

Comercio de órganos

Desgraciadamente la noticia es cierta y su tratamiento periodístico correcto, por lo que no hay nada formal que oponer a lo aparecido en EL PAÍS recientemente sobre el comercio de órganos para trasplante llevado a cabo por tres médicos británicos, como tampoco a la publicada hace un parece meses sobre el mismo tema, referido en aquel caso a Holanda. Existe un tráfico mundial de órganos, una nueva forma de esclavitud tan degradante para la condición humana como ésta, como no podría ser de otra forma, habida cuenta de la conjunción de dos circunstancias difícilmente cuestionables: la enorme mise...

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Desgraciadamente la noticia es cierta y su tratamiento periodístico correcto, por lo que no hay nada formal que oponer a lo aparecido en EL PAÍS recientemente sobre el comercio de órganos para trasplante llevado a cabo por tres médicos británicos, como tampoco a la publicada hace un parece meses sobre el mismo tema, referido en aquel caso a Holanda. Existe un tráfico mundial de órganos, una nueva forma de esclavitud tan degradante para la condición humana como ésta, como no podría ser de otra forma, habida cuenta de la conjunción de dos circunstancias difícilmente cuestionables: la enorme miseria del así llamado Tercer Mundo y la falta de escrúpulos de algunos miembros de los países económica y científicamente más desarrollados.Sin embargo, y por si no fueran de por sí deprimentes estas noticias, el mensaje subliminal que transmiten es aún más negativo: si esto ocurre en Europa, qué no pasará aquí.

Y no es cierto. Por motivos diversos que van desde una ley de trasplantes que ahora cumple 10 años y que hace el comercio de órganos virtualmente imposible a la decidida oposición de profesionales y administraciones sanitarias, pasando por el hecho de que, al estar realizados los trasplantes en los grandes centros públicos, es tal el número de personas involucradas en los mismos que resulta inconcebible que un acto de este tipo quedara sin denuncia.

La donación de órganos probablemente sea uno de los actos más patentes de solidaridad humana que se puedan producir hoy día en nuestra sociedad, y son muchos cuyas vidas dependen de estos actos supremos de generosidad.

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Entre todos debemos procurar que los muchos esfuerzos que se hacen por fomentar la donación de órganos no se vean sobrepasados por estos penosos acontecimientos, contra los que la sociedad tiene que pronunciarse con la máxima energía. También nosotros o nuestras familias podemos necesitar el día de mañana de la solidaridad de nuestros conciudadanos. Y eso de ninguna manera puede tener un precio.-

Coordinador Nacional de Trasplantes. Ministerio de Sanidad y Consumo.

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