Cartas al director

El más listo de los 'socios'

Ahora resulta que quien nos viene apretando el cinturón de verdad, o sea, Solchaga, también está metido en el ajo ese de la corrupción socialistoide que nos gobierna. Observen ustedes el comportamiento del máximo responsable de nuestros dineros:

1. Tras siete años de vacas gordas y triunfalistas en la economía regida por los socialistas, con la permIsividad de un mercado monetario increíble donde las entidades bancarias han llegado a conceder créditos millonarios por teléfono, sin aval, de repente., sin previo aviso, en pleno período estival y vacacional, el tal Sol...

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Ahora resulta que quien nos viene apretando el cinturón de verdad, o sea, Solchaga, también está metido en el ajo ese de la corrupción socialistoide que nos gobierna. Observen ustedes el comportamiento del máximo responsable de nuestros dineros:

1. Tras siete años de vacas gordas y triunfalistas en la economía regida por los socialistas, con la permIsividad de un mercado monetario increíble donde las entidades bancarias han llegado a conceder créditos millonarios por teléfono, sin aval, de repente., sin previo aviso, en pleno período estival y vacacional, el tal Solchaga decide cortar el grifo hasta límites casi asfixiantes: se acabaron los créditos, el dinero no sólo se encarece, sino que en ingentes cantidadesse retira del mercado, comienzan Jos problemas con las compras a plazos y, entre los aterrados sufridores, los pequeños y medianos empresarios ven cómo el cielo se les cae encima.

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2. Todo se ha producido repentinamente, solapadamente, sin avisar, por más que la necesidad del enfriamiento se escude, cómo no, en la socorrida inflación. Qué importa el drama que se origina a multitud de españolitos, qué importa que la inversión decaiga vertiginosamente., El ministro sonreirá suficiente cuando suba a la tribuna en Estrasburgo, y aquí paz y después gloria.

3. A todo esto, en plena euforia enfriadora, se aprobó la subida millonaria de los sueldos de los altos cargos, naturalmente sociatas, y aquí gloria y después paz.

4. Y, a todo esto, resulta que el enfriador (véase la revista Tiempo de fecha 2 de los corrientes), al parecer, se está poniendo las botas y hace que se las pongan también sus amiguetes (sus ex jefes, para más inri).

Si estos tíos son los que nos van a seguir gobernando, que venga Dios y lo vea, porque a este paso aquí no va a haber ni gloria ni paz, y, si no, al tiempo-

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