Editorial:

Corporativismos

EL DECANO del Colegio de Médicos de Barcelona ha salido al paso de la inculpación de un colegiado, -acusado de actuación negligente en el escándalo del geriátrico Alba de Vallvidrera. El decano defendió a su colega, minimizó el caso, llamó a los médicos a que no firmen actas de defunción en casos similares y realizó una propuesta realmente insólita y peligrosa como es la creación de una comisión mixta del colegio y de la judicatura para investigar el caso. Mayor y más intolerable corporativismo no es posible.La reacción gremialista del decano de los médicos barceloneses coincide con el apartam...

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EL DECANO del Colegio de Médicos de Barcelona ha salido al paso de la inculpación de un colegiado, -acusado de actuación negligente en el escándalo del geriátrico Alba de Vallvidrera. El decano defendió a su colega, minimizó el caso, llamó a los médicos a que no firmen actas de defunción en casos similares y realizó una propuesta realmente insólita y peligrosa como es la creación de una comisión mixta del colegio y de la judicatura para investigar el caso. Mayor y más intolerable corporativismo no es posible.La reacción gremialista del decano de los médicos barceloneses coincide con el apartamiento de sus funciones de los dos inspectores ciegos, que no vieron el pabellón donde se hacinaban, abandonadas y hambrientas, las viejecitas del escándalo. Está muy bien que el conseller de Bienestar del Gobierno de Pujol releve a los dos peones de la Administración autonómica que actuaron con negligencia. Pero eso no basta: además de las responsabilidades administrativas y de las penales -que la justicia tiene ya en sus manos-, las hay políticas, y no pocas, que tienen nombres y apellidos, y que no pueden de nuevo esconderse bajo el ala autoconmiserativa del gremialismo de la clase política o de los altos funcionarios.

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