EL ESTE CAMBIA

Esqueletos del pasado

A determinados elementos de la derecha de la RFA la huida masiva de alemanes orientales les ha dado ocasión para remover los esqueletos del pasado. Poco antes del 50º aniversario de la invasión de Polonia por las tropas del III Reich que inauguró la II Guerra Mundial, Theo Waigel, ministro de Hacienda y presidente del Partido Social Cristiano (CSU), el aliado bávaro de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), reclamaba en una reunión de los alemanes expulsados de Pomerania los territorios perdidos, las viejas fronteras de 1937.No es que el tema de la gran Alemania haya nunca desaparecido, surge per...

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A determinados elementos de la derecha de la RFA la huida masiva de alemanes orientales les ha dado ocasión para remover los esqueletos del pasado. Poco antes del 50º aniversario de la invasión de Polonia por las tropas del III Reich que inauguró la II Guerra Mundial, Theo Waigel, ministro de Hacienda y presidente del Partido Social Cristiano (CSU), el aliado bávaro de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), reclamaba en una reunión de los alemanes expulsados de Pomerania los territorios perdidos, las viejas fronteras de 1937.No es que el tema de la gran Alemania haya nunca desaparecido, surge periódicamente como un Guadiana. Pero el aumento de votos de la extrema derecha, especialmente en Baviera, donde se empieza a echar en falta al fallecido Strauss, y las campanas lanzadas al vuelo sobre el derribo de la vecina República Democrática Alemana, lo han hecho salir de nuevo virulentarnente a la superficie.

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Tal vez para desactivar esta campana, el ministro presidente de Baviera, Max Streibl, indicó ayer en Múnich que la discusión sobre la reunificación alemana (Wiedervereinigung) perjudica la posibilidad de que Occidente influya en el proceso de liberalización en la RDA. "Que cada uno se quede en su bloque", dijo, para añadir que de lo que se trata es de crear mayores libertades para que haya perspectivas de futuro en la RDA.

Si se hubiera quedado en esto, la jugada de Strelbl iba claramente dirigida a descalificar al presidente de su partido, Waigel, quien proclama la reunificación alemana hasta las fronteras de 1937, pero añadió una frase que define perfectamente el pensamiento de la derecha: "Siempre hay que pensar en la reunificación, pero no hay que hablar de ello"-.

En el fondo se trata de la misma teoría propagada por Kohl y gran parte de la CDU, un guiño a sus militantes para que no pongan la cuestión sobre el tapete, pero también para que comuniquen a sus votantes que ellos también son pangermanistas.

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