Pitadas olímpicas y congruencia política

La reivindicación de un comité olímpico propio para Cataluña, de acuerdo con la dimensión de su identidad como nación, reunía unas perspectivas suficientemente ambiguas para dejar lugar a la manifestación del descontento y a la reivindicación combativa desde una plataforma popular.Pero no se puede ignorar que era también muy fácil incluir en el mismo saco muchos otros agravios y cuestiones pendientes sobre el reconocimiento de los signos de identidad nacional de Cataluña y que esto podía ser perfectamente objeto de manipulación como parece que, efectivamente, lo ha sido en esta ocasión.
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La reivindicación de un comité olímpico propio para Cataluña, de acuerdo con la dimensión de su identidad como nación, reunía unas perspectivas suficientemente ambiguas para dejar lugar a la manifestación del descontento y a la reivindicación combativa desde una plataforma popular.Pero no se puede ignorar que era también muy fácil incluir en el mismo saco muchos otros agravios y cuestiones pendientes sobre el reconocimiento de los signos de identidad nacional de Cataluña y que esto podía ser perfectamente objeto de manipulación como parece que, efectivamente, lo ha sido en esta ocasión.

¿Cómo se puede interpretar, si no, la participación del partido que gobierna la Generalitat en la organización del acto de protesta? ¿No es una incongruencia figurar al mismo tiempo en el protocolo oficial que representa las instituciones a rebatir y formar parte de los grupos que las abroncan?

A la vista de las circunstancias es preciso preguntarse, por una simple cuestión de higiene política, si habría variado demasiado esta convocatoria si e¡ comité olímpico catalán hubiese sido ya una realidad.

Y sería igualmente bueno saber cuántas personas tenían este comité en la cabeza cuando soplaban decididamente sus silbatos o extendían las pancartas que habían de descubrir a medio mundo el nombre de Catalonia. Probablemente, sólo una milésima parte recordaba ese comité.

10 de septiembre.