CAMBIOS EN CHINA

La 'boat people' de Confucio

Más que la violencia con que el Ejército reprimió las manifestaciones democráticas, ha sido la caza de brujas y la ola de ejecuciones y detenciones lo que ha incitado a muchos descontentos a pensar que "lo mejor que uno puede hacer es irse de China". A pesar de que el Gobierno ha tratado de no dar publicidad a las deserciones de sus diplomáticos, tras más de 35 peticiones de asilo político en distintos países, la portavoz del Ministerio de Exteriores se vio obligada el jueves a reconocer las fugas y afirmar que el Gobierno "espera que vuelvan a la patria".El régimen vietnamita ha llevad...

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Más que la violencia con que el Ejército reprimió las manifestaciones democráticas, ha sido la caza de brujas y la ola de ejecuciones y detenciones lo que ha incitado a muchos descontentos a pensar que "lo mejor que uno puede hacer es irse de China". A pesar de que el Gobierno ha tratado de no dar publicidad a las deserciones de sus diplomáticos, tras más de 35 peticiones de asilo político en distintos países, la portavoz del Ministerio de Exteriores se vio obligada el jueves a reconocer las fugas y afirmar que el Gobierno "espera que vuelvan a la patria".El régimen vietnamita ha llevado al mundo a acuñar el término de boat people, esos cientos de miles de personas que se han lanzado al mar en barcazas huyendo del hambre, la guerra y la represión. Algunos chinos, movidos por el terror de los últimos acontecimientos, se han lanzado también al mar, y dos embarcaciones con un total de 39 personas han llegado ya a las costas filipinas.

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Como los campesinos chinos sueñan con ir a las ciudades para ver la revolución de modernización y apertura al exterior del anciano dirigente Deng Xiaoping, así los jóvenes urbanos se mueven por la ilusión de cruzar el Pacífico, de ver nuevos mundos, de hacerse ricos y de disfrutar de una libertad que nunca han conocido en su patria. "Somos confucianos, y en el confucionismo no existe ni la libertad ni el individualismo occidentales, sino la tradición y el respeto a los mayores", dice en un lamento una camarera de uno de los lujosos hoteles de Pekín.

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