Cartas al director

Carmen y la Seguridad Social

No, no se trata precisamente de la Carmen de Bizet, ni de la Carmen de España, pero para todo el que la conoció, dudo que haya otra más grande. Era anónima, con poca o ninguna cultura, pero con un corazón que no le cabía en el pecho.El mismo corazón que hace un par de años le empezó a fallar. Poca cosa al principio, algún desmayo, algún mareo. "Hay que operar, no se preocupe, que no tiene importancia, ya le avisaremos". La cosa se fue poniendo peor. Las crisis se fueron haciendo más frecuentes y preocupantes.

"Ya le he dicho que le avisaremos, no sea usted nerviosa".

Desapareció ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

No, no se trata precisamente de la Carmen de Bizet, ni de la Carmen de España, pero para todo el que la conoció, dudo que haya otra más grande. Era anónima, con poca o ninguna cultura, pero con un corazón que no le cabía en el pecho.El mismo corazón que hace un par de años le empezó a fallar. Poca cosa al principio, algún desmayo, algún mareo. "Hay que operar, no se preocupe, que no tiene importancia, ya le avisaremos". La cosa se fue poniendo peor. Las crisis se fueron haciendo más frecuentes y preocupantes.

"Ya le he dicho que le avisaremos, no sea usted nerviosa".

Desapareció casi toda su alegría, que era mucha.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Apenas podía levantarse para ir del sillón a la cama, donde pasaba noche tras noche sin poder descansar un solo momento.

"No sea usted pesada; si yo la viera para operar, ya estaría hecho, váyase a casa tranquila".

Ya está completamente tranquila.

Murió ayer de Seguridad Social crónica.

Ponga lo que ponga el parte de defunción.

Espero que no la avisen para operar dentro de unos días, pues sería demasiado cachondeo.

Nadie que la conociera podrá olvidarse de ella, ni de cómo la dejaron morir.-

Archivado En