Daniel Ortega no consiguió ningún apoyo de Thatcher

Daniel Ortega no consiguió ayer que Margaret Thatcher se comprometiera a mediar ante Estados Unidos para que Washington adopte una actitud más receptiva con el régimen nicaragüense. Corresponde a Managua ganarse con hechos esa receptividad, le dijo Thatcher. En una conversación calificada de franca y directa por el presidente, la primera ministra le manifestó que era dificil tener confianza en los sandinistas, aunque le garantizó que ella realizará su propio análisis de la situación y obrará en consecuencia.Ortega se declaró satisfecho con los términos de su hora larga de conversación con That...

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Daniel Ortega no consiguió ayer que Margaret Thatcher se comprometiera a mediar ante Estados Unidos para que Washington adopte una actitud más receptiva con el régimen nicaragüense. Corresponde a Managua ganarse con hechos esa receptividad, le dijo Thatcher. En una conversación calificada de franca y directa por el presidente, la primera ministra le manifestó que era dificil tener confianza en los sandinistas, aunque le garantizó que ella realizará su propio análisis de la situación y obrará en consecuencia.Ortega se declaró satisfecho con los términos de su hora larga de conversación con Thatcher, de la que lo más positivo que pudo ofrecer fue la promesa de la primera ministra de que "no se deja presionar por nadie, que hace su propia política, que sabe ser justa y equitativa y que se formará su opinión con respecto a Nicaragua según los hechos". Ortega repitió varias veces esta retahíla en conferencia de prensa y al final apostilló: "Confío en lo que ella me dijo".

Fuentes británicas hicieron notar que Thatcher estuvo dura con su huésped y detallaron los cambios que, desde su profunda desconfianza, espera que puedan hacer los sandinistas. La primera ministra pidió a Ortega una auténtica democratización, la salida de los asesores militares extranjeros, la reducción de las fuerzas armadas y el fin de la desestabilización a los países aledaños. Para Thatcher, la ley electoral por la que van a regirse los comicios presidenciales del próximo mes de febrero deja mucho que desear, la Prensa no goza de libertades y los graves problemas económicos que padece el país son fruto de la errada política de Managua.

En esta atmósfera poco propicia tenía escaso sentido que Ortega pidiera la ayuda económica que ha reclamado en otros países europeos, y no lo hizo, porque la va a conseguir por otras vías, aunque el Reino Unido no va a asistir a la reunión de Estocolmo en la que va a delinearse un plan de apoyo a Nicaragua. Más importante era el solicitar la mediación de Thatcher ante Washington, para lo que le hizo notar que "dado su liderazgo en la comunidad internacional, tiene una gran responsabilidad en contribuir a la superación de los problemas entre Estados Unidos y Nicaragua". Thatcher le replicó que ella estaba de acuerdo con la política conjunta de republicanos y demócratas y que correspondía a Nicaragua ganarse con hechos a la Administración de EE UU.

A pesar de la frialdad del encuentro, Ortega, vestido con uniforme militar, estaba de buen humor. "Los dos íbamos de verde", dijo de su entrevista con Thatcher, primera que la dama de hierro concede a un líder sandinista, en los 10 años que una y otros llevan en el poder.

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