Aceptación del propio cuerpo

Cuando una persona sufre un trastorno de la alimentación, el objetivo terapéutico debe ser, según Isabel Sánchez Larraburu, recuperar el equilibrio fisiológico entre hambre y saciedad, volver al peso propio de ese organismo, que es aquel que se ha mantenido más estable a lo largo del tiempo y que no necesariamente coincide con los estándares de las revistas de moda. La aceptación del propio cuerpo es el objetivo último del tratamiento, que se inicia con unas pautas de conducta destinadas a romper la dinámica de freno y desenfreno en que se encuentra el paciente. "En los obesos emocionales, lo ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Cuando una persona sufre un trastorno de la alimentación, el objetivo terapéutico debe ser, según Isabel Sánchez Larraburu, recuperar el equilibrio fisiológico entre hambre y saciedad, volver al peso propio de ese organismo, que es aquel que se ha mantenido más estable a lo largo del tiempo y que no necesariamente coincide con los estándares de las revistas de moda. La aceptación del propio cuerpo es el objetivo último del tratamiento, que se inicia con unas pautas de conducta destinadas a romper la dinámica de freno y desenfreno en que se encuentra el paciente. "En los obesos emocionales, lo que se ha de modificar no es la dieta, sino la conducta compulsiva. Deben volver a comer como un animal salvaje, es decir, de acuerdo con los límites fisiológicos de su organismo. Muchas pacientes no me creen cuando les digo que adelgazarán sin necesidad de dietas y comiendo de todo si consiguen modificar su conducta".El primer paso es disociar la comida de otras actividades. Porque cada vez es más frecuente hacer las comidas principales en pocos minutos, a veces de pie, y luego picar a todas horas y en las más diversas circunstancias. La pauta a seguir es comer siempre a las mismas horas, tres comidas principales y dos secundarias. Y comer lentamente, haciendo una pausa de cinco minutos entre plato y plato. Dejar los cubiertos sobre la mesa mientras se mastica, saborear la comida, entregarse al ritual. En las personas compulsivas, nada peor que las prohibiciones. Por eso durante el tratamiento podrán comer de todo, incluidos los dulces y las pastas, pero siempre en cantidades moderadas y nunca en intervalos de tiempo inferiores a las tres horas.

Más información

En la primera fase del tratamiento, el peso no importa, aunque prácticamente en todos los casos se pierde el que se ha acumulado en las fases de contrarregulación. Una vez recuperado el equilibrio fisiológico puede intentarse una reducción progresiva del peso todavía sobrante por un incremento paulatino de la actividad física destinada a reducir las reservas de grasa y modificar a largo plazo el metabolismo. "Andar es lo más saludable. Una dieta adecuada y una hora de caminata diaria a buen paso es suficiente para reducir peso sobrante y para recuperar la salud", concluye Sánchez Larraburu.

Archivado En