Un nuevo Sagunto

La recuperación de una zona industrial en declive, tal es el caso del entorno de Vall d'Uixó, así como evitar que se repita a menor escala un conflicto como el acontecido en Sagunto hace más de cuatro años con el desmantelamiento de Altos Hornos del Mediterráneo, depende del Gobierno y de Bruselas. La Generalitat mantiene el compromiso de aportar las infraestructuras necesarias para la zona y otras ayudas complementarias, en el caso de que el Gobierno asuma la mayor parte del esfuerzo inversor para paliar la crisis que pueda derivarse del ajuste de Imepiel.A diferencia de lo ocurrido en Sagunt...

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La recuperación de una zona industrial en declive, tal es el caso del entorno de Vall d'Uixó, así como evitar que se repita a menor escala un conflicto como el acontecido en Sagunto hace más de cuatro años con el desmantelamiento de Altos Hornos del Mediterráneo, depende del Gobierno y de Bruselas. La Generalitat mantiene el compromiso de aportar las infraestructuras necesarias para la zona y otras ayudas complementarias, en el caso de que el Gobierno asuma la mayor parte del esfuerzo inversor para paliar la crisis que pueda derivarse del ajuste de Imepiel.A diferencia de lo ocurrido en Sagunto con la siderurgia, en que el Gobierno autónomo tuvo que asumir con cargo a sus presupuestos las ayudas para atraer empresas que absorbieran los fondos de promoción de empleo resultantes de la reconversión, esta vez la pelota está en tejado ajeno. Fuentes de la Administración autónoma aseguran que el Gobierno tiene que dar el primer paso. La desconfianza en diversos sectores viene derivada por las demoras del Gobierno en equiparar el tratamiento del País Valenciano al de otras zonas del Estado: desde hace meses las autoridades autonómicas esperan la promulgación del decreto de incentivos regionales.

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Cabe recordar que el Ministerio de Industria concedió el año pasado importantes ayudas para la instalación en El Ferrol de una factoría filial de la Societá Italiana del Vetro (SIV), que invirtió 14.500 millones de pesetas. En plena resaca del desmantelamiento de la siderurgia de Sagunto, el Ejecutivo mantuvo serias reservas ante la instalación de una división de la SIV. La Generalitat pidió compensaciones por el diferente trato ante un mismo conflicto, aunque no ha habido respuesta.

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