La productividad de los médicos reabre la polémica y el malestar en los hospitales públicos

El reparto de los 10.600 millones que el Insalud destinó en 1988 al pago del complemento de productividad variable ha reabierto la polémica y el malestar en los grandes hospitales. Sindicatos médicos, gerentes de los centros y directivos del Insalud coinciden en que es necesario modificar los acuerdos salariales que hace apenas dos años pusieron fin a una huelga que asoló los hospitales durante más de cuatro meses

Los puntos básicos de esos acuerdos introducían en los salarios de los profesionales sanitarios modificaciones tan sustanciales como la dedicación exclusiva de los médicos -po...

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El reparto de los 10.600 millones que el Insalud destinó en 1988 al pago del complemento de productividad variable ha reabierto la polémica y el malestar en los grandes hospitales. Sindicatos médicos, gerentes de los centros y directivos del Insalud coinciden en que es necesario modificar los acuerdos salariales que hace apenas dos años pusieron fin a una huelga que asoló los hospitales durante más de cuatro meses

Los puntos básicos de esos acuerdos introducían en los salarios de los profesionales sanitarios modificaciones tan sustanciales como la dedicación exclusiva de los médicos -por la que percibían un millón más al año-, un complemento denominado de "atención continuada" -que modificaba el sistema de pagos de las guardias, pero aún no ha sido puesto en marcha- y, por último, el llamado "complemento de productividad variable", que nació con la finalidad de incentivar la actividad laboral.El conflicto, con concentraciones en los pasillos y rotura de cristales en algunos centros, se ha manifestado especialmente en Madrid y Baleares, según Luis Herrero, responsable de recursos humanos en el Insalud. La causa de este malestar está en la ausencia de unos criterios claramente establecidos por parte de la dirección del Insalud para fijar los objetivos de productividad que se deben cubrir. Este organismo ha dejado al criterio del gerente de cada centro el reparto de las cantidades destinadas a ese último complemento.

Igualdad o amiguismo

La situación ha sido tan dispar que en unos hospitales, como el Clínico de San Carlos, de Madrid, se ha hecho un reparto casi lineal entre todos los trabajadores, sin tener en cuenta los datos de productividad. Simultáneamente, 1.040 empleados del Hospital Doce de Octubre, de Madrid, han denunciado en el Ministerio de Sanidad y Consumo los "criterios subjetivos" seguidos por José María Rivera, gerente del centro, para el reparto de los 300 millones que le correspondían a ese hospital.Rivera reconoce que ha fallado la comunicación con los distintos sectores del hospital para explicar los baremos utilizados para calificar la productividad, y se defiende de la acusación de amiguismo poniendo como ejemplo "al pediatra de mi hijo, que ha tenido la calificación más baja dada a los médicos". Los situados en ese nivel han cobrado 120.000 pesetas como incentivo a la productividad. Los del polo opuesto han cobrado 320.000 pesetas. Pero cinco médicos -entre ellos un jefe de sección de traumatología- han recibido productividad cero "por su continuada inasistencia al trabajo".

Ante esto, un facultativo del hospital reflexiona sobre las "nefastas consecuencias que puede tener para el centro el hecho de que la dirección reconozca que te paga tu sueldo aunque no acudas al trabajo. Si es cierto que no vienen, la dirección debe sancionar a esa gente". Un jefe de Departamento con dedicación exclusiva cobra actualmente 4.907.708 pesetas sin incluir el complemento de productividad variable ni guardias. En las mismas condiciones, un médico adjunto cobra 3.508.336 pesetas.

Enrique Porres, secretario general de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), responsabiliza de la situación a los "gerentes de los hospitales, que son incapaces de dirigir sus centros y marcar unos criterios profesionales".

"Lo que están haciendo es desvirtuar el concepto de ese complemento, que nació con el objetivo de primar la calidad. Los gerentes han ligado el complemento de productividad a objetivos muy individuales, y los objetivos deben ser de la institución completa. Pero, a nuestro juicio", continúa Porres, "la productividad era un concepto mal planteado por la Administración desde el principio. No llega a representar un 5% del sueldo, y esa cantidad no tiene ningún sentido para incentivar la productividad".

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