Las diplomacias vaticana y soviética preparan una reunión del Papa y Gorbachov para este año

Achille Occhetto, secretario general del Partido Comunista Italiano, el más grande de Occidente, se ha convertido en el "embajador de Gorbachov ante el Vaticano", por el hecho de que, tras un coloquio de más de cinco horas con el líder soviético, ha anunciado que se trae a Roma, para entregarlo al Vaticano, un encargo bien concreto: que Gorbachov, que visitará este año Italia, quiere ver al Papa.El Vaticano tiene por norma recibir sólo a los personajes de relieve que soliciten una audiencia. Eso es en teoría. En la práctica, cuando el interés de ver a alguien es del Papa, como en el caso de Ju...

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Achille Occhetto, secretario general del Partido Comunista Italiano, el más grande de Occidente, se ha convertido en el "embajador de Gorbachov ante el Vaticano", por el hecho de que, tras un coloquio de más de cinco horas con el líder soviético, ha anunciado que se trae a Roma, para entregarlo al Vaticano, un encargo bien concreto: que Gorbachov, que visitará este año Italia, quiere ver al Papa.El Vaticano tiene por norma recibir sólo a los personajes de relieve que soliciten una audiencia. Eso es en teoría. En la práctica, cuando el interés de ver a alguien es del Papa, como en el caso de Juan Pablo II con Gorbachov, la diplomacia vaticana busca siempre el modo de hacer saber que el Papa está bien dispuesto para que le pidan el encuentro.

Así ha pasado en este caso. El secretario comunista llevaba el encargo a Moscú de hacerle saber a Gorbachov que el Papa está dispuesto a recibirle con simpatía. Y el presidente soviético no ha perdido tiempo en dar la repuesta: "Cuando vaya a Roma", le dijo a Occhetto, "quiero encontrarme con el Papa". Y el secretario comunista hizo pública la noticia antes incluso de regresar ayer a Roma.

"Puesto que el mundo ha cambiado", le dijo Gorbachov a Occhetto. "es necesario liberarse también de los estereotipos del marxismo". Y el líder comunista italiano le dijo a su vez que considera imprescindible "un proceso de democratización mundial" y que dicha democratización "es el único horizonte posible para el socialismo de este fin de siglo".

Gorbachov le confió a Occhetto: "He entendido que nuestro pueblo no puede vivir sólo de glasnost", y le anunció que se producirán cambios importantes en el plano económico en la Unión Soviética.

En declaraciones a su llegada a Roma, Occhetto sugirió también la posibilidad de una mesa redonda entre comunistas, socialistas, cristianos y católicos sobre el tema de la unidad europea.

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