Entrevista:

Matilde Fernández cree que el salario de subsistencia consolida la marginación

A la ministra de Asuntos Sociales le alarma cómo se está desarrollando la unidad de acción

Matilde Fernández, responsable de la cartera de Asuntos Sociales, asegura que no hay ocho millones de pobres y no le convence el salario social porque consolida la marginación. Sigue pensando que es válido el Plan de Empleo Juvenil, en cuya elaboración colaboró, aunque acepta que se pueda recurrir a otras fórmulas. Su experiencia de sindicalista le hace desconfiar de cómo se está desarrollando la unidad de acción entre UGT y CC 00.

Pregunta. Cuesta trabajo entender que una ministra socialista, encargada de los asuntos sociales, haya criticado el salario de subsistencia que se...

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Matilde Fernández, responsable de la cartera de Asuntos Sociales, asegura que no hay ocho millones de pobres y no le convence el salario social porque consolida la marginación. Sigue pensando que es válido el Plan de Empleo Juvenil, en cuya elaboración colaboró, aunque acepta que se pueda recurrir a otras fórmulas. Su experiencia de sindicalista le hace desconfiar de cómo se está desarrollando la unidad de acción entre UGT y CC 00.

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Pregunta. Cuesta trabajo entender que una ministra socialista, encargada de los asuntos sociales, haya criticado el salario de subsistencia que se va a implantar en el País Vasco.Respuesta. Tal como ha quedado el proyecto lo criticaría menos. Sugerencias del Gobierno y de las diputaciones vascas han reconducido el documento inicial. Lo he criticado, primero, porque un ciudadano, por ser extremeño, no puede tener derechos distintos que uno vasco. Convendría haberlo discutido con el conjunto de las comunidades y con el Gobierno. Segundo, por cómo se hacía, en torno a la comunidad autónoma, cuando es una responsabilidad de las diputaciones y cuando todo el servicio de asistencia debe ponerse en torno a los ayuntamientos, que es donde se conocen las situaciones de marginación. Y en tercer lugar, creo que nuestro país está creciendo por encima de los países europeos y el reto es dedicar los recursos para crear empleo, no consolidar un salario que, como cualquier observador sabe, consolida la marginación.

Esa reflexión tiene matices. Hay personas marginadas, sin recursos, a las que, sin ruido, se les puede dar ayudas superiores a un salario social, como pagarle la vivienda durante seis meses, o ampliar el número de pensiones. Para esas personas hay bolsas en todos los ayuntamientos.

P. ¿Hay alguna posibilidad de que el salario social se implante en todo el Estado?

R. No veo posibilidades, e incluso creo que es mejor hacerlo como hasta ahora.

Ayudas a la familia

P. De este ministerio se esperaba más preocupación por las personas que por la macroeconomía.

R. Y la tengo. Yo no me preocupo nada de la macroeconomía.Mis políticas son muy cercanas,muy inmediatas. Mi primera tarea fue conseguir aumentar los presupuestos de las seis direcciones generales que recibí y al final cerré un presupuesto un 43% superior al del año anterior, crecimiento dedicado a la tercera edad y los minusválidos. Para el próximo año estoy viendo los recursos necesarios para centros de minusválidos, ayudas a la familia, medidas para el menor, un plan gerontológico en colaboración con Sanidad y un montón de proyectos. No sé si tendría que correr más, pero creo que estamos trabajando al ritmo de las investigaciones que nos llegan o por experiencias de otros países.

P. Tras siete meses de funcionamiento, parece que el Ministerio de Asuntos Sociales no tiene demasiados contenidos.

R. Tiene muchos contenidos, pero tal vez nuestra cultura política determine que lo pequeño no tiene tanta importancia. La dificultad es que se trata de un ministerio horizontal, depende de otros departamentos. Tiene tres grandes objetivos muy importantes: la igualdad de oportunidades, relacionar el Estado con la sociedad civil -tutelamos más de mil fundaciones, entre ellas algunas tan importantes como la Cruz Roja y la ONCE-, y el mayor reto que nace como ministerio es contribuir a consolidar el sistema público de servicios sociales. Todo ese abanico variopinto que es el salario social, la atención a las personas que están en peores condiciones, no es fácil. Está transferido, hay insuficiencia de recursos para alcanzar la situación de bienestar e insuficiente investigación, no se sabe bien cuántos pobres, niños maltratados y mendigos hay.

P. ¿Cómo puede decir el Gobierno que son excluyentes la creación de empleo y que se pida más cobertura para los parados, si hay ocho millones de pobres?

R. No hay ocho millones de pobres.

P. ¿Cuantos hay?

R. Por desgracia, no se lo puedo decir. Ése es un cálculo teórico que recomendó la CE, y con él salen pobres en una dimensión que ningún país reconoce.

P. Aunque no sean ocho millones de pobres y haya uno, dos millones, ¿qué está haciendo este Gobierno por ellos? ¿No tenemos una sociedad injusta?

R. Siempre que haya discriminación y marginación uno puede llegar a la conclusión de que la sociedad es injusta. El Gobierno está haciendo una política de control del cuadro macroeconómico, la, reconversión y el saneamiento necesarios, y desde hace tres años, un aumento del gasto social a un ritmo superior al de Europa, aunque estamos todavía por debajo. Este ministerio nace para ser una herramienta más dirigida a ese objetivo.

P. ¿Cómo ha visto el proceso de concertación frustrado?

R. Lo he visto con preocupación y con una sensación de frustración. Yo he valorado mucho la política de concertación y de grandes pactos de la UGT, y su pérdida, aunque sea temporal, me parece grave. Perdemos más como trabajadores y como movimiento sindical.

P. ¿Para qué ha servido la huelga general, a juicio del Gobierno?

R. Todavía está demasiado cercana y hay heridas, pero sinceramente tengo que decir que la huelga del 14 de diciembre ha servido para algo positivo, que hagamos lan análisis crítico las personas que tenemos niveles de responsabilidad: políticos, Gobierno, parlamentarios, y confío que también los dirigentes sindicales. Valoro negativamente que al final la huelga haya supuesto un retroceso para todo el país.

P. ¿Es partidaria de que el proyecto socialista se desarrolle sin la UGU?

R. Yo no veo posible el proyecto socialista, que camina deprisa, sin su organización sindical. También veo que el movimiento sindical en España y en Europa está viviendo una fuerte crisis y es necesaria una reflexión de los sindicatos para que, en vez de tender hacia el corporativismo, se corresponsabilicen con el progreso y la modernización.

P. ¿Cree necesario para eso que se rompa la unidad de acción? ¿Desearía que se rompiera?

R. No creo en la unidad de acción desde mi experiencia sindical y desde mi cultura socialista. Para mí, hay una llamada de alarma con los acontecimientos que se están desarrollando.

Sindicatos corporativos

P. ¿Acusa a los sindicatos de corporativismo, cuando sus demandas son para los jubilados, los parados y los jóvenes?R. Las reivindicaciones de los sindicatos en nuestro país pueden ser más solidarias. Frente a la petición de crecimientos de salarios para los funcionarios, hay capas de la sociedad que necesitan más esos recursos. Frente al aumento de las pensiones contributivas, están las asistenciales, de minusválidos. Frente a la reducción de jornada sin vincularla al crecimiento de productividad, se está produciendo un crecimiento más lento del empleo, y eso afecta a los jóvenes.

P. El lunes presenta una encuesta sobre la juventud. ¿Qué destaca de ella?

R. El crecimiento de la incorporación al trabajo, aumento de la emancipación y unos mayores niveles de lucha por la independencia de las mujeres jóvenes y, en los dos sexos, más tolerancia.

P. ¿Esa encuesta -reafirma la necesidad de un plan de empleo para la juventud?

R. Los jóvenes están satisfechos con los programas de actuación para ellos y reclaman que nos esforcemos en tres cosas que son difíciles: alojamiento, ayudas a la vivienda para conseguir su emancipación total y empleo. Tenemos - que seguir desarrollando las escuelas taller, iniciativas de autoempleo, trabajos sociales, contratos en formación. Si hay que dejar en la cuneta proyectos muy atacados, hay un abanico tremendo de posibilidades.

P. Está hablando de fórmulas en vigor. ¿Sigue creyendo en el Plan de Empleo Juvenil, en cuya elaboración participó?

R. Sigo creyendo en él. Pero el Plan de Empleo Juvenil es una idea: señor empresario, si usted contrata a un joven que no necesita, enséñele un oficio y yo le doy una bonificación. El tipo de contrato, el control, se puede cambiar hasta parecer totalmente distinto.

P. Es que ya se está contratando así a los jóvenes y con bajos salarios. ¿Eso tiene que salir en la encuesta?

R. Vuelvo a decir que es sólo la idea. ¿Hay que renunciar a la fórmula y buscar otra? Vale. Yo no pienso en un plan concreto, aunque he colaborado en el que propuso el partido socialista.

P. ¿Cree necesaria y oportuna una ley de huelga?

R. No está haciendo una entrevista al ministro de Trabajo. Soy la ministra de Asuntos Sociales.

P. Se lo pregunto a una antigua sindicalista.

R. Como sindicalista, he defendido la regulación de la huelga, y la UGT la defendía antes, especialmente en los servicios públicos. La autorregulación también sirve, y en este país algunas veces ha funcionado y otras no.

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