Cartas al director

'Pobres cubanos'

Pobres cubanos: tienen pocos mecheros, pocos bolígrafos, no hay productos importados apenas, y para los alimentos, que no escasean, pero que no hay gran variedad de oferta, hay que hacer cola. No pueden contemplar esos establecimientos que hay en nuestro país, abarrotados de toda clase de productos, alcanzables para unos pocos. Tampoco pueden disfrutar de las ciudades irrespirables e intransitables por la densidad del tráfico. No cuentan los muertos por droga a diario, la delincuencia juvenil para conseguir la dosis o la peligrosidad de nuestras calles. No conocen los cubanos la alegría que pr...

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Pobres cubanos: tienen pocos mecheros, pocos bolígrafos, no hay productos importados apenas, y para los alimentos, que no escasean, pero que no hay gran variedad de oferta, hay que hacer cola. No pueden contemplar esos establecimientos que hay en nuestro país, abarrotados de toda clase de productos, alcanzables para unos pocos. Tampoco pueden disfrutar de las ciudades irrespirables e intransitables por la densidad del tráfico. No cuentan los muertos por droga a diario, la delincuencia juvenil para conseguir la dosis o la peligrosidad de nuestras calles. No conocen los cubanos la alegría que produce saber el número de parados que hay en España. Los pobres cubanos tienen resuelto todo lo expuesto aquí y mucho más que se me escapa. Todo el mundo puede estudiar a cargo del Estado. La sanidad está entre las mejores del mundo. No hay droga. No hay parados. No hay miseria. No hay hambre. No hay discriminación racial. No hay diferencia de clases. Para terminar: soy madre de un chico esquizofrénico. Seis años en busca de tratamiento en España. Resultado: nada. Para los enfermos mentales en nuestro país, el tratamiento es la calle, el abandono.Mi hijo está ahora en Cuba. Me lo aceptaron sin ningún problema. Recibe un tratamiento médico y de recuperación sólo comparable a las mejores clínicas norteamericanas de pago o a las clínicas de gran lujo suizas. Pero en cubano: con corazón. Sin límite de tiempo. Gratuito. Gracias, Cuba- María Isabel Álvarez Upez-Vega.

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