Todor Yivkov envía al ostracismo a sus rivales más jóvenes en Bulgaria

El líder comunista búlgaro, Todor Yivkov, ha demostrado de nuevo sus insólitas cualidades para la supervivencia política en condiciones extremas. Con sus 34 años en el poder, el más veterano de los máximos dirigentes de Europa del Este ha realizado con éxito la pirueta política de erigirse en el más renovador de los reformistas y enviar definitivamente al ostracismo a sus rivales, más jóvenes y mucho menos comprometidos con el pasado y sus "errores y deformaciones".

ENVIADO ESPECIAL, Yivkov, que asumió el poder con Nikita Jruschov en el Kremlin y fue un entusiasta aliado de Leónidas...

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El líder comunista búlgaro, Todor Yivkov, ha demostrado de nuevo sus insólitas cualidades para la supervivencia política en condiciones extremas. Con sus 34 años en el poder, el más veterano de los máximos dirigentes de Europa del Este ha realizado con éxito la pirueta política de erigirse en el más renovador de los reformistas y enviar definitivamente al ostracismo a sus rivales, más jóvenes y mucho menos comprometidos con el pasado y sus "errores y deformaciones".

ENVIADO ESPECIAL, Yivkov, que asumió el poder con Nikita Jruschov en el Kremlin y fue un entusiasta aliado de Leónidas Breznev, ha dejado claro que, si hay que hacer perestroika, se hace, pero con él en el poder. A sus 77 años, con buena salud, Yivov se considera con fuerzas para evitar compartir la suerte de Gromiko, Kadar u otras figuras políticas del pasado vituperadas en vida.Graves escaseces en el suministro de alimentos, confusión absoluta en los cuadros de la industria y economía por tirones y frenazos en las reformas, malestar abiertamente expresado en la Prensa oficial y notorio entusiasmo de los búlgaros por la joven dirección soviética, no han debilitado políticamente al viejo zorro, como llaman a Yivkov en Sofía.

Como en su pueblo natal ordenó la destrucción de una estatua suya, no fueran a acusarle de aceptar el culto a la personalidad, ahora ha decidido que las juventudes comunistas ya no se llamen Jorge Dimitrof, en un primer paso de distanciamiento del hasta ahora venerado e intocable líder comunista búlgaro muerto en 1949, adalid de la lucha estalinista contra la heterodoxia comunista. Mantener el culto de personalidad a Dimitrof, posiblemente el líder oriental más estalinista, Stalin aparte, no encaja con la imagen renovadora.

El pleno del Comité Central que concluyó el miércoles confirmó la firmeza con que Yivkov controla las riendas del partido. Aquellos que osaron presentarse como alternativa política y generacional a los veteranos en tomo al líder fueron desposeídos de sus últimos cargos. Chudomir Alexandrov, el dirigente que más posibilidades parecía tener para suceder a Yivkov antes de ser apartado del Buró Político, en julio pasado, ha sido cesado como miembro del comité. Su carrera política, al igual que la de Stoian Mijailov, parece concluida.

Los nombramientos en el nuevo Buró Político confirman, por otra parte, que, pese a la fervorosa retórica reformista de que hizo gala Ylvkov en su informe leído el martes, pesa aún más la tradición que la conversión. La separación de partido y Gobierno, una de las directrices de la reestructuración del sistema, está ahora más lejos que nunca.

El ministro del Interior, Dimitri Stoianov, de 60 años, ha sido nombrado miembro del Buró Político y secretario del Comité Central; el ministro de Economía, Stoian Ovacharov, es miembro suplente. Nuevo miembro del Buró Político es también el jefe del partido en Sofía, Iva Panev, de 55 años. Petko Danchev entra como miembro suplente.

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Han quedado así rotundamente frustradas las esperanzas que albergaban algunos búlgaros en que Yivkov aceptara la necesidad de hacer un gran gesto para demostrar a la población que se abre un nuevo capítulo en la historia del país.

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