Los elefantes surafricanos 'necesitan' espacio

Tres millones de negros viven bajo la amenaza de desplazamiento forzoso para crear reservas naturales

Tres millones de personas viven en Suráfrica bajo la amenaza de desplazamiento forzoso, a pesar de las manifestaciones del Gobierno en el sentido de que este aspecto brutal del apartheid es ya historia. Tres proyectos de ley del Gobierno de Pretoria amenazan los destinos, tanto de jornaleros y agricultores como de residentes en las llamadas zonas grises urbanas, donde en los últimos años se ha tolerado la presencia de negros, a pesar de las leyes de segregación residencial. Los nuevos proyectos son solamente la parte visible de una gama de estrategias gubernamentales, una de las ...

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Tres millones de personas viven en Suráfrica bajo la amenaza de desplazamiento forzoso, a pesar de las manifestaciones del Gobierno en el sentido de que este aspecto brutal del apartheid es ya historia. Tres proyectos de ley del Gobierno de Pretoria amenazan los destinos, tanto de jornaleros y agricultores como de residentes en las llamadas zonas grises urbanas, donde en los últimos años se ha tolerado la presencia de negros, a pesar de las leyes de segregación residencial. Los nuevos proyectos son solamente la parte visible de una gama de estrategias gubernamentales, una de las cuales es la destrucción de poblaciones para crear reservas naturales.Thusi X vive con sus seis hijos en un terreno árido fuera del parque de elefantes de Tembe, en una zona remota del homeland de Kwazulu. Todos los días anda 14 kilómetros para recoger agua para su familia. "Salimos antes del amanecer", dice Thusi, que no quiere que se publique su nombre verdadero por miedo a represalias. "Y cuando llegamos de vuelta, el sol está en lo alto".

La vida no siempre fue así para Thusi. Ella y su familia vivían en la zona que ahora es el parque de elefantes. "Vinieron para echarnos en el tiempo de arar y tuvimos que dejar atrás campos cultivados, así como marula y umlwebea [árboles silvestres cuyo fruto complementa una dieta inadecuada]. Nos prometieron que pondrían agua en nuestras nuevas casas, pero esto nunca ha sucedido".

Thusi padece una misteriosa condición artrítica que afecta a 375 de cada 1.000 mujeres de más de 60 años de edad en esta zona. Los investigadores creen que la enfermedad tiene su origen bien en factores genéticos, bien en el consumo excesivo de una espinaca silvestre que inhibe el almacenamiento de calcio, o en el uso de DDT por parte de las autoridades del homeland para controlar la malaria. La en fermedad acaba en la invalidez de Thusi, pero de momento anda cada día, junto con sus compañeras, a la cantera abandonada, donde recoge el agua de las lluvias.

La enfermedad de Thusi le permite, en teoría, tener una pensión de invalidez, pero no la ha podido cobrar porque sus huellas dactilares se han borrado de tantos años de trabajo manual.

Cientos de familias de la zona sufrieron la misma vicisitud cuando se creó el parque. La reserva de elefantes forma parte de un paraíso rural único, una de las pocas zonas ecológicamente intactas de África. La tribu de Thusi, los thembe tonga, lleva seis siglos en la zona y ha adaptado su vida al medio ambiente. Practican, por ejemplo, un modo de pesca con cestas que fue observado por navegadores portugueses hace 500 años. Hacen un vino de las palmeras gigantes que crecen cerca de la costa y utilizan hierbas para fines medicinales.

Los terrenos de: los thembe tonga -Maputaland- han sido designados para formar parte de lo que puede ser una de las mayores reservas naturales de África. Miles de personas viven bajo el temor a desplazamientos parecidos al que obligó a Thusi y a sus compañeros a cambiar su vida.

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La gente de Maputaland es una fracción de los tres millones que son víctimas potenciales de una política gubernamental que les priva de un derecho fundamental: el de elegir su lugar de residencia. A pesar de que el Gobierno se autoproclama reformista, piensa imponer la aprobación de tres proyectos de ley segregacionista: contra las chabolas, contra la ocupación ilegal de terrenos y contra la residencia de negros en las zonas grises. El presidente Pieter W. Botha ha declarado que utilizará su poder constitucional para aprobar estos proyectos de ley, aunque el Parlamento se ha negado a hacerlo.

El Gobierno utilizará los tres proyectos de ley, además de toda una gama de medidas. Miles de personas, entre ellas ciudadanos surafricanos, son deportadas a Estados vecinos con la aplicación de leyes rigurosísimas de inmigración. El Gobierno ha aprobado este año el Borders of Particular States Amendrnent Act, que le permite, con un plumazo, extirpar zonas no deseadas para colocarlas -junto con sus residentes- bajo el control de los supuestamente independientes homelands.

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