Cartas al director

Las contradicciones de la Iglesia

Una de las mayores aberraciones que deben sufrir las mujeres (y, por extensión, todo el género humano) son las contradicciones en que inciden las jerarquías eclesiásticas con una frecuencia asombrosa. Con la misma insistencia que predican su conformismo, con un sistema de ricos y pobres en el que el único remedio propuesto son las limosnas den¡grantes, o ni eso, con ese mismo entusiasmo se acaloran pidiendo la prohibición de la píldora abortiva RU-486, cuando es su invento el que debería estar en un altar. Un altar que venerarán especialmente las mujeres pobres del planeta, esas que, según los...

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Una de las mayores aberraciones que deben sufrir las mujeres (y, por extensión, todo el género humano) son las contradicciones en que inciden las jerarquías eclesiásticas con una frecuencia asombrosa. Con la misma insistencia que predican su conformismo, con un sistema de ricos y pobres en el que el único remedio propuesto son las limosnas den¡grantes, o ni eso, con ese mismo entusiasmo se acaloran pidiendo la prohibición de la píldora abortiva RU-486, cuando es su invento el que debería estar en un altar. Un altar que venerarán especialmente las mujeres pobres del planeta, esas que, según los católicos, deben no sólo conformarse con su miseria, sino también privarse de tener hijos, por no poder mantenerlos, o resignarse a verlos morir de hambre. Porque no hay mujer que naturalmente no desee ser madre, pero este sistema tan moral de pocos ricos y muchos pobres con frecuencia se lo impide. Tal vez desean los católicos que, además de sufrir esa grave mutilación de su personalidad, anulen también su vida sexual, con lo que, además de no realizarse como mujeres, no se realizarían ni como personas. Pero ¿qué les importan estas cuestiones a las jerarquías católicas, si éstas se componen de santos varones que pueden permitirse el ir a fornicar con prostitutas de lujo en el mejor hotel de Roma?.- Madrid.

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