Estados Unidos no ha colaborado en la construcción del cohete israelí

Estados Unidos ha hecho saber que no ha ayudado a los israelíes ni en la fabricación ni en el lanzamiento de su primer satélite, el Ofek1, que, según un portavoz en Washington, "no es un satélite espía pero puede tener aspectos y aplicaciones militares". A este respecto un especialista del semanario Jane's Defense Weekly que se edita en Londres, mencionaba la presencia en el satélite lanzado por los israelíes de 3 kilogramos de material óptico, capaz de ser utilizado con fines de espionaje.Otro experto norteamericano, Gerald Steinberg, sostiene que Israel posee una tecnología ópt...

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Estados Unidos ha hecho saber que no ha ayudado a los israelíes ni en la fabricación ni en el lanzamiento de su primer satélite, el Ofek1, que, según un portavoz en Washington, "no es un satélite espía pero puede tener aspectos y aplicaciones militares". A este respecto un especialista del semanario Jane's Defense Weekly que se edita en Londres, mencionaba la presencia en el satélite lanzado por los israelíes de 3 kilogramos de material óptico, capaz de ser utilizado con fines de espionaje.Otro experto norteamericano, Gerald Steinberg, sostiene que Israel posee una tecnología óptica entre "las más desarrolladas del mundo", para equipar a un satélite espía. Sin embargo, el Gobierno israelí, ha negado rotundamente que el lanzamiento de su primer satélite tenga connotaciones militares.

El éxito del lanzamiento del Ofek1, saludado con júbilo en Israel, ha provocado la preocupación de sus vecinos árabes, mientras las grandes potencias no disimulan su inquietud. Para muchos de los países árabes del Golfo el lanzamiento de este satélite israelí constituye "un nuevo desafío del enemigo sionista", según recogía ayer France Press.

Al poner en órbita este satélite de 156 kilogramos, Israel ha pasado a formar parte del grupo de las denominadas potencias espaciales, integrado por ocho países. De hecho, la industria aeroespacial israelí firmó el mes pasado un acuerdo con la firma espacial francesa Arianne para poner en órbita un satélite de comunicación propio, denominado Amos1, en 1993. Sin embargo, lo que interesa a los expertos es el potencial militar de la industria aeroespacial israelí, es decir, el posible lanzamiento de un satélite espía por parte del Gobierno judío.

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