Extranjeros, fuera

El pueblo sueco de Sjobo vota en referéndum si acepta o no la presencia de inmigrantes

Los ciudadanos de la pequeña comuna de Sjobo, en el extremo sur de Suecia, votarán mañana no sólo por sus candidatos en las elecciones parlamentarias, sino que se pronunciarán en referéndum por un tema insólito: aceptar o no extranjeros en el municipio. La convocatoria no tiene antecedentes en la historia del país, y ha desatado una polémica a nivel nacional, además de atraer hacia Sjobo los ojos de numerosos periodistas extranjeros.

Sjobo es una localidad pequeña y tranquila de 25.000 habitantes situada a 15 kilómetros de Lund y a 30 de Malmoe, dos ciudades importantes del país. Sin ni...

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Los ciudadanos de la pequeña comuna de Sjobo, en el extremo sur de Suecia, votarán mañana no sólo por sus candidatos en las elecciones parlamentarias, sino que se pronunciarán en referéndum por un tema insólito: aceptar o no extranjeros en el municipio. La convocatoria no tiene antecedentes en la historia del país, y ha desatado una polémica a nivel nacional, además de atraer hacia Sjobo los ojos de numerosos periodistas extranjeros.

Sjobo es una localidad pequeña y tranquila de 25.000 habitantes situada a 15 kilómetros de Lund y a 30 de Malmoe, dos ciudades importantes del país. Sin ninguna industria importante, Sjobo es fundamentalmente una comuna dedicada a la agricultura, donde la vida transcurre sin otras preocupaciones colectivas que las derivadas de esa actividad. En general, su visión del mundo no va mucho más allá de lo que divisan desde su tractor.La mentalidad predominante es el conservadurismo, el apego a la tierra, un escaso sentido solidario y un temor a lo desconocido y a cualquier modificación de sus puntos de referencia.

El gobierno municipal tiene una mayoría burguesa, con predominio del Partido del Centro, antiguo Partido Agrario. La tradición histórica le asigna además a Sjobo simpatías por la Alemania nazi durante la II Guerra Mundial. Los únicos extranjeros visibles son los miembros de una familia de refugiados políticos chilenos.

Suecia recibió durante el año pasado un total de unos 15.000 inmigrantes, y durante 1986 la cifra fue de 13.400. Algunas comunas comenzaron a negarse a recibir nuevos extranjeros.La de Sjobo fue una de las que se resistieron a aceptar inmigrantes, hasta que un concejal del Partido del Centro, Sven Olle 0lsson, propuso de un referéndum para dilucidar el asunto. Apenas trascendió este propósito, llovieron las condenas calificándolo de racista e inhumano.Con obstinación, 0lsson resistió todas las presiones. Ni el ministro de Inmigración ni el presidente de su partido pudieron convencerle de que la realización del plebiscito era una vergüenza. 0lsson, en cambio, recibió el respaldo de muchos vecinos de la localidad.Finalmente, en una dramática sesión, los concejales de Sjobo, por 25 a 24 votos, ganaron la propuesta de realizar el plebiscito. Algunas actitudes tuvieron resonancia nacional: la baronesa Madeleine Ramel, que ha trabajado sobre problemas de refugiados en las Naciones Unidas y que ocupa un cargo en el ayuntamiento en representación del Partido Conservador, condenó la decisión y dijo que en su castillo había muchas dependencias vacías que ponía a disposición de los refugiados.

La falta de vivienda y de trabajo y el dinero que se invierte en los refugiados eran los argumentos de 0lsson para justificar su propuesta. "Propongo alimentar a 10 paquistaníes, pero si se quedan en su país", ha dicho. También ha expresado sus inquietudes respecto al futuro de los niños rubios y de ojos azules. La situación se complicó en días pasados, cuando el grupo pronazi Nueva Suecia difundió un panfleto contra los inmigrantes. Olsson y sus seguidores apoyaron el contenido, y el partido amenazó con su expulsión.

"No es muy fácil vivir aquí"

La familia chilena Oyarzo por propia decisión a Sjol 1985. El marido es ingeniero pero no ha podido trabajar en su profesión. Da, en cambio, clases de informática en Lund, al que su esposa.La mujer declaró que políticamente son los únicos extranjeros que viven en la ciudad, y los demás, fundamentalmente polacos, hace años que están establecidos y se han casado con suecos, integrándose totalmente en la comunidad local.

Nosotros tenemos amigos suecos", nos dice. "Hemos recibido muchas cartas solidarias incluso de otros lugares del pero hemos mantenido nuestra identidad, y nuestra meta es volver a Chile. Eso lo tienen también nuestros hijos. No solicitamos ayuda de las autoridades, y desde que llegamos hemos vivido de nuestro trabajo. Una vecina, con la cual mantenemos relaciones amistosas, me confiaba que le había inquietado nuestra presencia cuando nos instalamos."No ocultamos nuestra condición de refugiados políticos nuestro trabajo en el grupo de suecos que ha formado un comité por el sí en este referéndum [de aceptación de extranjeros] hemos sido objeto hasta ahora de ninguna clase de violencia aunque notamos a veces cierta distancia hacia nosotros por parte de algunas personas. De todos modos, no es muy fácil venir aquí".

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