"El fin trágico del 68 es irreversible", afirma el portavoz del Gobierno checo

"No sé dónde acabaríamos si la Unión Soviética calificara ahora de error la intervención de 1968. Podría suponer la desestabilización política de Checoslovaquia, y esto no interesa ni a la URS S ni a nadie", declaró ayer a EL PAÍS el portavoz del Gobierno checoslovaco, Miroslav Pavel. "El fin trágico de 1968 es irreversible. El Gobierno no se ocupa ya de lo que pasó hace 20 años. Nos preocupa lo que habrá dentro de 20. Pero nadie dice que una valoración política sea válida eternamente". Las declaraciones de Pavel son probablemente las más claramente reformistas de un alto funcionario checoslov...

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"No sé dónde acabaríamos si la Unión Soviética calificara ahora de error la intervención de 1968. Podría suponer la desestabilización política de Checoslovaquia, y esto no interesa ni a la URS S ni a nadie", declaró ayer a EL PAÍS el portavoz del Gobierno checoslovaco, Miroslav Pavel. "El fin trágico de 1968 es irreversible. El Gobierno no se ocupa ya de lo que pasó hace 20 años. Nos preocupa lo que habrá dentro de 20. Pero nadie dice que una valoración política sea válida eternamente". Las declaraciones de Pavel son probablemente las más claramente reformistas de un alto funcionario checoslovaco desde el acceso de Mijail Gorbachov al poder en la URSS.El portavoz señaló que el Gobierno no sobrevalora la manifestación del domingo, en la que por primera vez en dos décadas miles de praguenses pidieron la retirada de las tropas soviéticas, libertad de Prensa, elecciones libres y la rehabilitación de los comunistas purgados tras la intervención. Según Pavel, los manifestantes fueron unos 4.000. Observadores extranjeros estimaron una participación de cerca de 10.000 personas. "En todo caso, estas manifestaciones no benefician al sector reformista del partido, sino que dan argumentos a los inmovilistas que recurren al argumento de la desestabilización para frenar los cambios".

Pavel, un hombre de confianza del primer ministro, Lubomir Strougal, hoy el líder del sector reformista en la dirección checoslovaca, reconoció que "Checoslovaquia se halla en una situación muy complicada. Nuestra principal dificultad es movilizar a la población en favor de las reformas. Hay que hacer la reforma política y económica paralelamente. Toda reforma implica incertidumbre, pero el régimen checoslovaco cumplirá su palabra. No hay marcha atrás".

Según Pavel, el secretario general, Milos Jakes, "ha sido presentado en Occidente como el último estalinista, y esto no es justo. De hecho, desde que ocupa el cargo se están produciendo los cambios". El portavoz aseguró que las autoridades preparan una ley de manifestación para establecer los derechos de expresión "garantizados por nuestra Constitución". "Hay que cambiar las leyes y desarrollarlas".

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