España pretende obtener el juez número 13 del tribunal de la CE

España pretende obtener un segundo juez en el Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea (CE) o de lo contrario amenaza con impedir el nombramiento del nuevo tribunal, que deberá tomar posesión en enero del año próximo. En su reivindicación, la diplomacia española se enfrentó el martes, en el marco de un Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la CE, a Italia, que quiere también ese puesto de decimotercer magistrado.Los doce Estados miembros de la CE cuentan cada uno con un juez en el tribunal, con sede en Luxemburgo, pero cinco de ellos, entre los que figura España, tienen derecho...

España pretende obtener un segundo juez en el Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea (CE) o de lo contrario amenaza con impedir el nombramiento del nuevo tribunal, que deberá tomar posesión en enero del año próximo. En su reivindicación, la diplomacia española se enfrentó el martes, en el marco de un Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la CE, a Italia, que quiere también ese puesto de decimotercer magistrado.Los doce Estados miembros de la CE cuentan cada uno con un juez en el tribunal, con sede en Luxemburgo, pero cinco de ellos, entre los que figura España, tienen derecho por rotación a un segundo magistrado cada cuarto de siglo en la máxima instancia jurídica comunitaria. Italia pretende que en enero se corra el turno y le toque nombrar un segundo juez, como si España no hubiese aún entrado en el club le Bruselas.

Madrid desea, en cambio, según explicó el secretario de Estado para las relaciones con la CE, Pedro Solbes, nombrar al juez cuando le corresponde según las normas establecidas; es decir, en enero, tras el cese del alemán, que ocupa el cargo desde hace media docena de años, y antes de que lo desempeñe un italiano. "O nos lo dan o bloquearnos el nombramiento" del conjunto de la máxima instancia jurídica de la CE, advirtíó ayer Solbes. "No vamos a hacer la cola para obtener algo a lo que tenemos derecho ya".

El jefe de la diplomacia italiana, Gulio Andreotti, dio un paso atrás al proponer que se jugase a "cara o cruz" el nombramiento entre España e Italia, pero su sugerencia obtuvo escaso eco. Diez países se pronunciaron por el nombramiento de un español y sólo el Reino Unido, al que se le retrasaría el nombramiento seis años si España designase en enero a su segundo magistrado, respaldó la propuesta italiana.