Tribuna:POLICÍAS EN EL BANQUILLO

Cuestión de magia

Este juicio cada vez se asemeja más a una gloriosa actuación del Gran Houdini. Resulta asunto de magia, desde luego, que un hombre se volatilice durante cinco años.Y no sólo desaparecen detenidos, sino que desaparecen detenciones: ahora sucede que ningún policía parece saber dónde y cómo se detuvo a Javier Forner, el amigo del Nani, quien asegura haber sido atrapado en el domicilio de Corella.

Cuestión de magia numérica es que los inspectores que testifican estos días vayan bailando el número de hermanas Corella que encontraron al efectuar la detención. Los acusados dicen que nin...

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Este juicio cada vez se asemeja más a una gloriosa actuación del Gran Houdini. Resulta asunto de magia, desde luego, que un hombre se volatilice durante cinco años.Y no sólo desaparecen detenidos, sino que desaparecen detenciones: ahora sucede que ningún policía parece saber dónde y cómo se detuvo a Javier Forner, el amigo del Nani, quien asegura haber sido atrapado en el domicilio de Corella.

Cuestión de magia numérica es que los inspectores que testifican estos días vayan bailando el número de hermanas Corella que encontraron al efectuar la detención. Los acusados dicen que ninguna, el primer inspector habló de una, y el segundo testigo materializó graciosamente a otra y hablé de dos.

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Magia admirablemente mnemotécnica es, no cabe duda, que uno de los inspectores declarantes no recuerde ningún detalle real de lo que pasó aquel 12 de noviembre, acordándose en cambio, con precisión pasmosa, de todas sus declaraciones sumariales anteriores, algunas con una antigüedad de cuatro años. Declaraciones de las que ahora, gracias a su memoria selectiva, se ha desdicho, de modo que así casan con la versión de los acusados. Lo cual es, por su parte, un prodigio de magia simétrica.

Cosa de magia finalmente lingüística deben de ser las precisiones verbales que realizan los testigos policías. Y así, los "monos de mecánico" que colocan a los detenidos no son tales, sino "vestimentas de seguridad".

Y tampoco existen, cielos, los interrogatorios policiales ("eso no se lo que es", dijo Montero), sino que lo único que hay son las "declaraciones". Mágico resulta, qué duda cabe, que los médicos de la dirección general sigan siendo considerados como médicos, cuando han declarado que, si les traían un detenido con lesiones, ellos no preguntaban cómo se las habían hecho "porque eso no era asunto suyo".

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Y cuestión de magia nigromántica y a no dudar simbólica es el hecho, en fin, de que el medallón de escayola de la sala, que ostenta la palabra LEX en purpurina, tenga los rizos del estuco rotos y ominosamente desconchados.

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