Cartas al director

La huelga de profesores

En las declaraciones de don Joaquín Arango que ustedes publican en el último suplemento de Educación, coincidiendo con la huelga en la enseñanza pública, hay dos cosas que le recuerdan a uno las peores artes de los peores políticos que decían no hacer política en la larga noche del franquismo. Una de esas cosas es la sorprendentemente inmodesta confesión según la cual él, actual subsecretario de Educación, sí que fue un verdadero líder estudiantil en otros tiempos, a diferencia -se supone- de esas otras personas favorables a la huelga de ahora y que hacían huelgas también bajo el régime...

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En las declaraciones de don Joaquín Arango que ustedes publican en el último suplemento de Educación, coincidiendo con la huelga en la enseñanza pública, hay dos cosas que le recuerdan a uno las peores artes de los peores políticos que decían no hacer política en la larga noche del franquismo. Una de esas cosas es la sorprendentemente inmodesta confesión según la cual él, actual subsecretario de Educación, sí que fue un verdadero líder estudiantil en otros tiempos, a diferencia -se supone- de esas otras personas favorables a la huelga de ahora y que hacían huelgas también bajo el régimen del general Franco. Eso mismo es lo que nos decían los decanos-comisarios de entonces justo antes de expedientarnos.¿Se dará cuenta Arango de que ese tono petulante es el mismo del viejo proceder, el mismo de la vieja manera de actuar de aquellos represores contra quienes luchábamos en los años sesenta como estudiantes y en los setenta como profesores no numerarios?

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Sí, se da cuenta. Y ahí viene la segunda de las cosas que dejarán helado a todo antifranquista que no haya perdido la memoria o la dignidad, o ambas cosas a la vez. Joaquín Arango, el verdadero líder, dice ahora comprender cada día mejor a sus antecesores en el ministerio y sentir por ellos cada vez más simpatía, "independientemente de sus ideologías". Monstruoso. Pues eso es tanto como afirmar que se identifica con los represores de ayer para criticar la huelga de hoy.

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El asunto me sugiere una reflexión y una pregunta. La reflexión es si cosas así serán sólo anécdotas idiosincrásicas sin mayor importancia o si serán el inesperado, pero no por ello menos peligroso, resultado del maridaje entre un socialismo que no es socialismo y un liberalismo dogmático que tampoco es liberalismo. Y la pregunta es ésta: en los tiempos que corren, ¿de verdad piensan ustedes que es noticia la historia del yippie que se hace yuppie al cabo de los años? ¿No se les ha ocurrido que la noticia está tal vez en otra parte, en esa continuidad de las huelgas. de los sesenta, de los setenta y de los ochenta para regenerar y dignificar un tanto el pobre sistema educativo de este país nuestro?- Profesor del departamento de Sociología.

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