El juez archiva las actuaciones sobre la muerte del presunto 'etarra' Zabalza

El juez Antonio Giménez Pericás, titular del Juzgado de Instrucción número 1 de San Sebastián, declaró ayer archivadas las diligencias instruidas por la desaparición y muerte de Mikel Zabalza, el vecino de esta capital cuyo cadáver apareció con las manos esposadas por delante en aguas del río Bidasoa el 15 de diciembre de 1985, 20 días más tarde de que fuera detenido como sospechoso de colaborar con ETA. El juez entiende que las pruebas practicadas no han aportado datos que induzcan a dudar de la versión oficial de los hechos, según la cual, Zabalza se fugó en el río.

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El juez Antonio Giménez Pericás, titular del Juzgado de Instrucción número 1 de San Sebastián, declaró ayer archivadas las diligencias instruidas por la desaparición y muerte de Mikel Zabalza, el vecino de esta capital cuyo cadáver apareció con las manos esposadas por delante en aguas del río Bidasoa el 15 de diciembre de 1985, 20 días más tarde de que fuera detenido como sospechoso de colaborar con ETA. El juez entiende que las pruebas practicadas no han aportado datos que induzcan a dudar de la versión oficial de los hechos, según la cual, Zabalza se fugó en el río.

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El juez señala en su auto que a lo largo de la laboriosa instrucción no se han aportado datos suficientes para cuestionar la versión oficial y que el resultado de la autopsia y los análisis toxicológicos y ambientales "dejan subsistentes e inatacables" las declaraciones de los tres guardias civiles, dos tenientes y un número, que custodiaban a Mikel Zabalza en el momento de su desaparición. "La única versión lógica que las pruebas practicadas ofrecen es la de los guardias civiles, lo que impide", afirma el juez donostiarra, "establecer ese conjunto de presunciones cualificadas por la racionalidad y la criminalidad que son los indicios requeridos para abrir un sumario y remitirlo a la Audiencia Provincial".El abogado de la defensa, Miguel Ángel Piñeiro, que actuaba en representación de Jorge Argote, elogió la resolución judicial calificándola repetidamente de "impecable", afirmó que el juez les ha dado la razón y advirtió que a partir de ahora perseguirán judicialmente a todas aquellas personas o colectivos que cuestionen la versión gubernativa de la muerte de Mikel Zabalza.

Los abogados de la acusación particular, de la acción popular y de la Asociación contra la Tortura se mostraron apesadumbrados y disconformes no tanto por la decisión, ya esperada, de archivar las diligencias como por el contenido de algunos de los párrafos de esa resolución. Iñigo Iruin, representante de la acusación particular, anunció que interpondrá un recurso de reforma en los próximos días y dijo que en cualquier caso el auto evidencia la impotencia de los investigadores y no declara probada la versión oficial. En general, los abogados de la acusación consideraron que en la resolución no se valora la prueba, a su juicio fundamental, de la reconstrucción de los hechos, y atribuyeron este circunstancia al hecho de que no fue instruida personalmente por Antonio Giménez Pericás, sino por uno de los otros cuatro jueces que han intervenido en el caso.

Sospecha de la novia

En su dictamen, el magistrado juez donostiarra cuestiona frontalmente el testimonio en el que Idoia Ayerbe, la novia de la víctima, mostró su sospecha de que Mikel Zabalza fuera la persona que ella afirmó haber visto cubierta por una manta y trasladada en camilla por uno de los pasillos de las dependencias del cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo. El juez afirma que "hay que someter a la fría crítica el testimonio de cargo de Idoia Ayerbe", y fundamenta esta aseveración en el hecho de que la joven no hiciera tales revelaciones cuando compareció ante el juzgado de instrucción central el 3 de diciembre de 1985 en presencia de su propio abogado, sino una semana más tarde ante el juzgado donostiarra.Señala el juez que la prueba de la reconstrucción de los hechos no aportó nada original y que tampoco resulta relevante el testimonio del cazador que permaneció cerca del lugar de los hechos, en el paraje de Endarlaza (Navarra), desde las 7.15 del día 26 de noviembre -45 minutos más tarde de la desaparición de Mikel Zabalza- y que no observó la presencia de efectivos policiales ni más movimientos que la llegada al lugar de dos vehículos con los faros encendidos. Según la versión gubernativa, Mikel Zabalza se escabulló por un agujero existente en el túnel de Endarlaza tras zafarse, previo rodillazo en los testículos, de la custodia de uno de los tres guardias que le conducían para que localizara un supuesto depósito de armas.

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El auto subraya que la noticia de la fuga fue transmitida a las comandancias y comisarías y a la policía francesa, y se considera verosímil que los guardias civiles no pudieran oír desde el interior del túnel de Endarlaza el chapoteo de un cuerpo que cayera al agua. El juez se atiene a los dictámenes que establecen de manera unánime que Mikel Zabalza murió a causa de "asfixia por sumersión", y señala que el hecho de que la Cruz Roja no localizara el cuerpo de la víctima durante sus trabajos de rastreo del río constituye "un fracaso relativizado por la irregularidad orográfica del lecho".

Antonio Gíménez Pericás justifica su resolución de archivo del caso Zabalza y no su sobreseimiento parcial, como proponía el fiscal -sobreseimiento que hubiera facilitado una reapertura del caso-, al constatar que "los hechos contemplados en las diligencias no son constitutivos de infracción penal alguna".

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