NARCOTRÁFICO Y VIOLENCIA

EE UU se queja de la lenta respuesta de la policía y de los bomberos durante el asalto

Estados Unidos se quejó ayer de la lenta respuesta de los bomberos y de la policía hondureños en responder al asalto de la Embajada norteamericana en Tegucigalpa, en el que murieron cinco personas. La Casa Blanca calificó de falsos los rumores que señalaban que los marines que protegen la representación diplomática dispararon contra los manifestantes. "No hubo disparos desde el interior del edificio diplomático" afirmó la portavoz del Departamento de Estado, Phyllis Oakley.

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Estados Unidos se quejó ayer de la lenta respuesta de los bomberos y de la policía hondureños en responder al asalto de la Embajada norteamericana en Tegucigalpa, en el que murieron cinco personas. La Casa Blanca calificó de falsos los rumores que señalaban que los marines que protegen la representación diplomática dispararon contra los manifestantes. "No hubo disparos desde el interior del edificio diplomático" afirmó la portavoz del Departamento de Estado, Phyllis Oakley.

La violencia contra la propiedad y los coches de diplomáticos estadounidenses (20 coches destruidos y dañados) comenzó a las siete y media de la tarde y los primeros bomberos y policías hondureños llegaron al lugar de los disturbios dos horas después, denunció la portavoz. "No comprendemos esta lenta reacción", dijo Oakley. En el interior del edificio atacado había también, además de marines, guardias hondureños.Washington expresó, por vía diplomática, su preocupación al Gobierno de Honduras, que se comporta de hecho como una colonia norteamericana y al que trata como tal. El jefe del gabinete presidencial, Howard Baker, calificó lo ocurrido de un incidente "muy serio". Protestas violentas se produjeron también el jueves contra la embajada de EE UU en Manila. Pero el asalto de un edificio anejo a la embajada en Tegucigalpa, que albergaba a la USIA (la agencia de propaganda norteamericana), es el ataque más grave sufrido por una representación diplomática de EE UU en Latinoamérica.

Ronald Reagan, que continuaba ayer de vacaciones en su rancho de California, donde por la mañana montó a caballo y por la tarde cortó leña -sus dos aficiones preferidas-, fue informado de la situación en Honduras por el consejero de Seguridad Nacional, Colin Powell. Fuentes gubernamentales dijeron que "no nos dejaremos intimidar por acciones como esta en nuestra lucha contra la droga". El presidente se disponía a anunciar ayer nuevas sanciones económicas contra Noriega.

El asalto a la embajada por unos 1.000 estudiantes -Washington no quiso decir ayer que se trataba de una manifestación orquestada- es una respuesta popular nacionalista a la degradante utilización por EE UU de Honduras para su política contra Nicaragua, dijeron aquí me dios diplomáticos latinoamericanos. Honduras es considera do por la Administración de Reagan como una "república en alquiler" que utiliza como portaviones en Centroamérica y como base para el ejército mercenario de contras, a quienes ha cedido un trozo de su territorio que no quiere controlar.

El problema -admitieron las mismas fuentes- es que el presidente hondureño José Azcona, lo mismo que su predecesor, se dejan usar y consienten la dejación de soberanía. Hace sólo tres semanas tuvo que tragarse una supuesta invasión de su país por Nicaragua, que él no había denunciado.

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