Yakut contra rusos

La República de Yakutia, en donde conviven 70 etnias, protagonizó los primeros disturbios nacionalistas de la época de Gorbachov

La primera chispa de nacionalismo que inquietó al equipo dirigente de Mijail Gorbachov vino del frío y "en patines", concretamente de la gélida ciudad de Yakutsk, situada en los territorios permanentemente helados de la URSS, a casi 8.500 kilómetros de distancia al este de Moscú. Es la República de Yajutia, en donde conviven 70 nacionalidades, y celebran la primavera cuando el termómetro sube a los 35 grados bajo cero. La República tiene unas grandes riquezas naturales y la masiva inmigración deja en minoría a los yakut, los habitantes del lugar

Envueltos en abrigos de zorro, tocados co...

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La primera chispa de nacionalismo que inquietó al equipo dirigente de Mijail Gorbachov vino del frío y "en patines", concretamente de la gélida ciudad de Yakutsk, situada en los territorios permanentemente helados de la URSS, a casi 8.500 kilómetros de distancia al este de Moscú. Es la República de Yajutia, en donde conviven 70 nacionalidades, y celebran la primavera cuando el termómetro sube a los 35 grados bajo cero. La República tiene unas grandes riquezas naturales y la masiva inmigración deja en minoría a los yakut, los habitantes del lugar

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Envueltos en abrigos de zorro, tocados con gorras de nutria o marta cibelina y calzados con botas de reno, los yakut han dado por inaugurada la primavera. Los 35 grados bajo cero de Yakutsk, capital de la República de Yakutia, son una broma para estos ciudadanos acostumbrados a ver bajar el termómetro hasta los 60 grados bajo cero.En marzo y abril, cuando el día se alarga y el frío mengua, los habitantes de Yakutsk gustan de salir a patinar sobre la superficie resbaladiza de estos lagos, uno de los cuales se encuentra delante de la universidad de Yakutia. Y aquí, sobre patines, se produjo en abril de 1986 una refriega entre estudiantes rusos y yakut que puso en guardia a las autoridades sobre los problemas que produce el choque de culturas.

"Todo sucedió cuando un grupo de estudiantes de primer curso de universidad de distintas nacionalidades se enzarzaron en una riña mientras jugaban al hockey sobre hielo. Tuvo que venir la policía a separarlos. Los agentes dejaron marchar a los estudiantes, pero después más de un centenar de personas se reunieron para exigir que se castigara al responsable" declara Oleg Yakimov, redactor jefe de Yakutia Socialista, el periódico del comité local del partido.

Yakimov, un ruso cuyo bisabuelo fue desterrado a estas regiones por conspirar contra el zar allá en los años treinta del siglo pasado, es un hombre que ama a su país y por eso además del yakut habla también el even, el buriato y otras lenguas de las minorías que pueblan las anchas estepas siberianas y el Círculo Polar Ártico."Descuidamos las cuestiones nacionales. Pensábamos que la cultura nacional se desarrollaba de forma espontánea. Olvidamos la formación de los jóvenes", afirma el primer secretario del partido de Yakutsk, Spiridov Sosin, yakut de nacionalidad, que se muestra convencido de que no hay que tomar estos temas a la ligera". Según diversas fuentes, no hubo víctimas.

Un conflicto social

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El conflicto entre estudiantes, que desencadenó una serie de medidas locales de prevención, tiene su origen, según Yakimov, en un conflicto social: el choque entre unos estudiantes yakut que vienen mayoritariamente del campo y sus dificultades de adaptación a un medio urbano totalmente nuevo.Con sus 200.000 habitantes, Yakutsk, fundada en 1632 por los cosacos rusos que avanzaban hacia Siberia, es hoy una ciudad en plena expansión.

El oro de Aldan, los diamantes de Mirny, el carbón de Neriungui, el estaño, el gas natural y otras riquezas escondidas en estos suelos congelados en una profundidad de centenares de metros han atraído aquí a una mano de obra foránea que se aglutina alrededor de las minas, las fábricas y las escasas ciudades de la República: una superficie de más de 3.000 kilómetros cuadrados (seis veces la de España) donde reside poco más de un millón de habitantes.

Pese a sus ríquezas, Yakutia recibe del Estado más de lo que da. En 1.987 produjo por valor de 800 millones de rublos, pero el poder central invirtió en la República 11.000 millones de rublos.

Los yakut, los antiguos pastores de la cuenca del río Lena, son la nacionalidad titular de esta República autónoma fundada en 1922 y perteneciente a la Federación Rusa. En el pasado, este pueblo de la familia altaica, que habla la lengua de origen turco llegada más al noreste de la URSS, eran nómadas que sobrevivían de la leche de sus yeguas y del pescado de sus potentes ríos. Hoy son uno de los pueblos más civilizados del norte de la URSS.

Liberados de la tuberculosis, un mal endémico que diezmaba la región incluso en los años treinta, los yakut eran en el último censo soviético (1979) 328.000. De ojos achinados y fina constitución, los yakut son minoría en su República, donde suponen un 36,9% de la población. Sus mujeres tienen una media de cinco a seis hijos, especialmente en zonas rurales, y se enorgullecen de ello.

Su elevada tasa de natalidad no consigue compensar la inmigración de forasteros. En 1979, un 50,4% de los habitantes de Yakutia eran rusos y un 5,4% ucranianos; a la República llegan trabajadores de todo el país atraídos por unos sueldos privilegiados, por las primas destinadas a hacer más llevadera una vida en condiciones de pioneros.

En Yakutsk hay una cincuentena de escuelas, de las cuales la mayoría son rusas.

En las escuelas yakut el ruso es obligatorio, pero en las escuelas rusas, el yakut, de existir como asignatura, es un idioma facultativo.

No hay en la URSS ninguna ley que obligue a los dirigentes a conocer la lengua local. El ruso es suficiente para gestionar y dirigir en cualquier parte, cualquiera que sea la nacionalidad originaria del lugar. Tras los disturbios de Yakutia, del Kazajstan y del Báltico, Gorbachov ya ha anunciado un pleno del Comité Central sobre las nacionalidades.

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