Cartas al director

Bioquímicos

Me ha sorprendido cómo, en esta misma sección (véase EL PAÍS de 19 de diciembre de 1987), el doctor J. Bonal introduce su carta denuncia sobre la situación de acceso a algunas especialidades, como la bioquímica clínica, análisis clínicos y microbiología clínica, copadas prácticamente por el sector médico. Sobre todo, me llama la atención su conclusión final: "... es evidente que si el profesor Federico Mayor dijera públicamente que él es farmacéutico-bioquímico, ello sería una buena ayuda y apoyo moral para aquellos farmacéuticos que seguimos luchando por nuestros derechos profesionales...". E...

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Me ha sorprendido cómo, en esta misma sección (véase EL PAÍS de 19 de diciembre de 1987), el doctor J. Bonal introduce su carta denuncia sobre la situación de acceso a algunas especialidades, como la bioquímica clínica, análisis clínicos y microbiología clínica, copadas prácticamente por el sector médico. Sobre todo, me llama la atención su conclusión final: "... es evidente que si el profesor Federico Mayor dijera públicamente que él es farmacéutico-bioquímico, ello sería una buena ayuda y apoyo moral para aquellos farmacéuticos que seguimos luchando por nuestros derechos profesionales...". Esto está fuera de lugar y es oportunista.Pero estoy de acuerdo con él en la indicación de que las posi-

bilidades de acceso de los farmacéuticos a estas especialidades cada año (convocatorias de residentes en los hospitales) son más reducidas. Sin embargo, nada se dice de otro colectivo que ni siquiera tiene la posibilidad práctica de acceder, a menos en igualdad de condiciones, a este tipo de concursos: los biólogos y los químicos. Sobre todo aquellos que realizaron la especialidad de bioquímica. Si el número de plazas para farmacéuticos es ridículo, para los biólogos y químicos es al menos, mili-ridículo (mili = 10-3 ) , y en función a su formación llega a ser pico-dículo (pico = 10-12). También esta situación es fuertemente injusta, y más aún cuando sabemos que los médicos tan sólo tienen una asignatura de bioquímica durante toda la carrera.

Esto se contradice con la realización de los nuevos programas de doctorado, donde conviven, por ejemplo en el programa de bioquímica clínica y médica, biólogos, farmacéuticos, médicos y químicos, sin que nadie, al menos de forma aparente, se rasgue las vestiduras. Además, en ocasiones, la sede o dirección de los nuevos macrodepartamentos de la Universidad, elegidas democráticamente, de asignaturas como la bioquírrúca o microbiología, no está ubicada en facultades de medicina, a pesar de todo.

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Por otro lado, para la realización de los análisis de laboratorio no es necesario tener esta o aquella carrera, pues su obtención no aporta al individuo la aparición de apéndice extraordinario que le otorgara de habilidad especial frente al resto de profesionales. Lo que hace falta es gente que sepa lo que hace, el cómo y el porqué, y que seleccione, junto o tras el médico, el tipo de prueba idónea para aplicar al enfermo y así de la forma más rápida y económica llegar a un diagnóstico de certeza. No estaría de más que al farmacéutico, de paso, se le integrara de forma más activa en el sistema, participando en la elección del tratamiento idóneo a seguir por el enfermo. De esta forma quedaría más espacio para que biólogos y químicos (también son bioquímicos) pudieran tener la oportunidad de entrar a realizar su trabajo. Por último, a los que tengan que regular quién puede concursar a las especialidades mencionadas les digo: Pásense la semana que quieran por las páginas de revistas tan prestigiosas como Science y Nature y verán cómo la mayoría de las ofertas de trabajo, de todo y para todo el mundo, acaban con la frase An equal opportunity employer.- Biólogo-bioquímico.

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