Calma en los mercados de valores

"El mundo no se ha acabado".

F. G. B. "El mundo no se ha acabado", respiró ayer satisfecho un agente de Wall Street. Los agentes de cambio y bolsa y los inversores no han comenzado a tirarse por las ventanas como se ironizaba el lunes pidiendo a los transeuntes que caminaran pegados a los edificios. Pero hay muchas víctimas de lo ocurrido, por ejemplo cuatro pequeñas empresas neoyorquinas de transaciones en bolsa que han tenido que cerrar quebradas por la tormenta de esta semana.A los yuppies millonarios que trabajan en Wall Street les llaman ahora puppies (pobres profesionales urbanos). Para muchos, sin emb...

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F. G. B. "El mundo no se ha acabado", respiró ayer satisfecho un agente de Wall Street. Los agentes de cambio y bolsa y los inversores no han comenzado a tirarse por las ventanas como se ironizaba el lunes pidiendo a los transeuntes que caminaran pegados a los edificios. Pero hay muchas víctimas de lo ocurrido, por ejemplo cuatro pequeñas empresas neoyorquinas de transaciones en bolsa que han tenido que cerrar quebradas por la tormenta de esta semana.A los yuppies millonarios que trabajan en Wall Street les llaman ahora puppies (pobres profesionales urbanos). Para muchos, sin embargo, lo sucedido puede ser beneficioso si deja un mercado de valores menos especulativo y en Washington el miedo pasado sirve para enfrentarse a los déficits fiscal y comercial y para coordinar las políticas monetarias de los países industrializados.

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El país ha seguido fascinado, ayudado por la televisión en directo, la crisis de Wall Street. Es imposible entrar en las oficinas de las firmas de bolsa que tienen ordenadores para que los ciudadanos puedan seguir las cotizaciones. Ayer, la policía tuvo que acordonar la entrada de la bolsa ante la avalancha de curiosos que amenazaba con reventar el edificio. El martes, los pasajeros de un tren de cercanías de New Jersey a Manhattan se pusieron nerviosos porque una máquina de venta de[ Wall Street Journal no funcionaba y la forzaron robando después los periódicos.

Un agente de Chicago afirma que pronto se van a ver muchos tableros de mando de coches BMW con un espacio en blanco donde solía estar el teléfono, que conectaba a los magos de las finanzas con Wall Street. Ya decía proféticamente, en 1980, el candidato presidencial John Anderson que muchos de los actuales, yuppies acabarán repartiendo pizzas.

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