Cartas al director

Expansión del castellano

En su artículo El contorno del idioma, de fecha 3 de octubre, Pedro Laín Entralgo escribe: "Qué estupenda maravilla la expansión del castellano desde el pequeño rincón en que comenzó a usarse hasta, hecho ya español, la pleamar que supone su llegada a las costas de California...".Habrá que recordar una vez más que la expansión del castellano fuera de su ámbito natural y hacia las tierras contiguas no fue precisamente la "estupenda maravilla" de la que habla el señor Laín, a menos que queramos llamar así a la fuerza contundente de las victorias militares. Habrá que recordar una vez más q...

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En su artículo El contorno del idioma, de fecha 3 de octubre, Pedro Laín Entralgo escribe: "Qué estupenda maravilla la expansión del castellano desde el pequeño rincón en que comenzó a usarse hasta, hecho ya español, la pleamar que supone su llegada a las costas de California...".Habrá que recordar una vez más que la expansión del castellano fuera de su ámbito natural y hacia las tierras contiguas no fue precisamente la "estupenda maravilla" de la que habla el señor Laín, a menos que queramos llamar así a la fuerza contundente de las victorias militares. Habrá que recordar una vez más que en el caso concreto del castellano en Cataluña empieza con las tropas de Felipe V con el decreto de Nueva Planta, con la abolición de los derechos e instituciones catalanes y el intento paulatino, machacón e inacabado, de sustitución de la lengua propia del país por la de los vencedores de 1714.

Enorgullecerse de poder llamar "ya español" a la lengua de Cervantes es dar por legítimos y deseables los procedimientos violentos por los que, en ciertos casos, se expandió. Nada tiene que ver con la aceptación de cierta presencia del castellano en Cataluña, que muchos aceptamos de buen grado, como segunda lengua que posibilite el entendimiento entre todos los ciudadanos del Estado. Y si preferimos seguirla llamando castellano es porque nunca hemos legitimado el derecho de victoria que, para otros, la convirtió en "español" y deseamos verla libre de su eterna vocación prepotente y sustitutoria del catalán y que se sepa colocar en su justo lugar, ahora que las demás lenguas españolas han recuperado los derechos históricos que la expansión del "ya español" les arrebató. Magí Torruella

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