El general estrena ejecuciones

El nuevo delfín tunecino, el general Zine el Abidin Ben Alí, ha estrenado su mandato con dos ejecuciones. Nombrado el viernes pasado por Habib Burguiba primer ministro y secretario general del Partido Socialista Desturiano (PSD), además de ministro del Interior -cartera que conserva-, este militar de 51 años, formado en los servicios de espionaje, se va a enfrentar, a partir de ahora, con un nuevo reto: la reacción del integrismo organizado en la clandestinidad.Mehrez Budega y Bulbaba Dejil, los jóvenes integristas pasados ayer por las armas, son sólo dos de los siete condenados a mue...

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El nuevo delfín tunecino, el general Zine el Abidin Ben Alí, ha estrenado su mandato con dos ejecuciones. Nombrado el viernes pasado por Habib Burguiba primer ministro y secretario general del Partido Socialista Desturiano (PSD), además de ministro del Interior -cartera que conserva-, este militar de 51 años, formado en los servicios de espionaje, se va a enfrentar, a partir de ahora, con un nuevo reto: la reacción del integrismo organizado en la clandestinidad.Mehrez Budega y Bulbaba Dejil, los jóvenes integristas pasados ayer por las armas, son sólo dos de los siete condenados a muerte el pasado 27 de septiembre. El resto, entre ellos tres dirigentes históricos del Movimiento de la Tendencia Islámica (MTI) -Hamadi Jebali, Salah Karkar y Alí Larihdi-, se encuentra en paradero desconocido, aunque dentro del país.

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Jebali está considerado como el jefe de los grupos más radicales y prácticamente la persona que ahora ejerce la autoridad en la clandestinidad, ante la ausencia del emir Rachid Ganuchi, condenado el pasado año a trabajos forzados a perpetuidad.

Hasta media tarde de ayer no se había producido en Túnez ninguna reacción de protesta en la calle, expresada días antes por saltos, pequeñas manifestaciones e incluso lanzamiento de cócteles molotov. Medios de la oposición aseguraban que existe un temor generalizado, especialmente porque son muchos los integristas que aún se encuentran en las cárceles a la espera de juicio.

En total, se calcula que desde marzo han sido detenidas 1.200 personas, algunas de ellas por el simple hecho de tener cintas grabadas en sus domicilios o contribuir con donativos en las puertas de las mezquitas.

Varias organizaciones extremistas islámicas han amenazado al régimen por estas ejecuciones. Entre ellas se encuentra Yihad Islámica, que fue precisamente la organización que reivindicó las bombas de Susa y Monastir.

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