Mañana se conocerá la sentencia contra 90 integristas tunecinos

Un nuevo impedimento legal imposibilitó ayer que, terminado el juicio contra los 90 integristas tunecinos del Movimiento de la Tendencia Islámica (MTI), fuera comunicada la sentencia, esperada 24 horas antes. El presidente del tribunal, cuando abogados y observadores aguardaban impacientes el veredicto, anunció un nuevo aplazamiento del mismo, hasta mañana, por la presencia de un nuevo testigo. Oficialmente se consideraba al tribunal en fase de deliberación.

Achemi Zemal, procurador general de la República y presidente al mismo tiempo del tribunal especial, dio un nuevo golpe de tea...

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Un nuevo impedimento legal imposibilitó ayer que, terminado el juicio contra los 90 integristas tunecinos del Movimiento de la Tendencia Islámica (MTI), fuera comunicada la sentencia, esperada 24 horas antes. El presidente del tribunal, cuando abogados y observadores aguardaban impacientes el veredicto, anunció un nuevo aplazamiento del mismo, hasta mañana, por la presencia de un nuevo testigo. Oficialmente se consideraba al tribunal en fase de deliberación.

Achemi Zemal, procurador general de la República y presidente al mismo tiempo del tribunal especial, dio un nuevo golpe de teatro cuando todo estaba ya decidido, a excepción de la sentencia, y cuando hasta en las redacciones de los periódicos locales, como es el caso de La Presse (oficial), se habían montado guardias nocturnas en espera del veredicto que parecía inminente.

La ley tunecina prevé que, terminado el juicio, el tribunal pase automáticamente a deliberar y seguidamente, sea cual sea la hora y el momento, reúna de nuevo a la sala y comunique la sentencia. Esto no ocurrió y periodistas e incluso policías pasaron la noche a las puertas del cuartel militar de Buchucha, sede del tribunal, en medio de un gran desconcierto.

Las continuas irregularidades que se están produciendo en torno a este juicio -completamente político y denunciado por falta de equidad por Amnistía Internacional- es un fiel reflejo, a juicio de los observadores, de la propia inseguridad de los poderes de este país magrebí, que depende en casi todo de un anciano de 84 años: el presidente Habib Burguiba. Este aplazamiento ha sido interpretado como un intento oficial de retrasar hacia el fin de semana cualquier decisión espectacular.

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